Edith Elvira Colqui Rojas
Miembro Conocido
Agosto en sus vientos fríos me trae el acento de mi madre
sus hojas desgastadas me dicen que su esencia no está,
que su traje está raído.
Nostálgica es la lana de pena que me envuelve,
feroz el llanto que me cubre;
las calles solitarias solo me hablan de sus bucles muertos.
Madre,
en escaleras de versos llegaré hasta tu nombre,
le arrancaré al cielo los pedazos de tu vientre
bajarás de los eternos cielos
con tu manto de ternura,
y me cubrirás las ansias con holgura.
¡Madre ven!
Que en esta tierra
estoy tocando mil hollines de orfandad
¿No oyes sus latidos de desconsuelo?
Para ti estoy editando,
los poemas florales más puros y sentidos,
¡Óyelos, madre,
óyelos, por Dios!
¡Oh si el cielo fuese algodón!
Lo estrujaría en mil pedazos hasta arrancarle tu cuerpo materno.
¡Madre mía, madre cielo!
Agosto pasa con sus fantasmas felones,
me hace muecas me baila en mil sinfonías de tristeza;
¡Se porta como enemigo cruel!
¡Tu cadáver ya no vuelvrá a mis veredas infantiles, ya lo sé!
Pero es inevitable este rito de catarsis
para que no se desangre mia lma.
¡Madre santa!
Que agosto no se trague jamás
tus vestidos de recuerdos
de mi pecho hijo.
Tu voz me habla más nítido en agosto
me peina los cabellos,
me acicala,
me acaricia...
¡Tú no mueres madre!
¡agosto revivió tu imagen en su viento!
Con sus luces me llenó el corazón
de esperanza y contento.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas - Perú - derechos reservados
sus hojas desgastadas me dicen que su esencia no está,
que su traje está raído.
Nostálgica es la lana de pena que me envuelve,
feroz el llanto que me cubre;
las calles solitarias solo me hablan de sus bucles muertos.
Madre,
en escaleras de versos llegaré hasta tu nombre,
le arrancaré al cielo los pedazos de tu vientre
bajarás de los eternos cielos
con tu manto de ternura,
y me cubrirás las ansias con holgura.
¡Madre ven!
Que en esta tierra
estoy tocando mil hollines de orfandad
¿No oyes sus latidos de desconsuelo?
Para ti estoy editando,
los poemas florales más puros y sentidos,
¡Óyelos, madre,
óyelos, por Dios!
¡Oh si el cielo fuese algodón!
Lo estrujaría en mil pedazos hasta arrancarle tu cuerpo materno.
¡Madre mía, madre cielo!
Agosto pasa con sus fantasmas felones,
me hace muecas me baila en mil sinfonías de tristeza;
¡Se porta como enemigo cruel!
¡Tu cadáver ya no vuelvrá a mis veredas infantiles, ya lo sé!
Pero es inevitable este rito de catarsis
para que no se desangre mia lma.
¡Madre santa!
Que agosto no se trague jamás
tus vestidos de recuerdos
de mi pecho hijo.
Tu voz me habla más nítido en agosto
me peina los cabellos,
me acicala,
me acaricia...
¡Tú no mueres madre!
¡agosto revivió tu imagen en su viento!
Con sus luces me llenó el corazón
de esperanza y contento.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas - Perú - derechos reservados