Callejero
Miembro Activo
En lo más alto del cielo
¡Vuela!, que vean tus alas,
que lo mismo hasta acicalas
las almas sin corazón.
Brilla, que no sea el miedo
el que a tu luz acobarde,
antes de que se haga tarde
y ondee un negro pendón.
Luce tu silueta blanca;
que el blanco que luce en ella,
sea la carta en la botella
para al náufrago salvar;
“el campesino en la playa
o el marino tierra adentro,
son eterno desencuentro,
antesala de estallar.”
Es la contienda el ocaso
tras la noche,
que con argumento craso
desprecia las alboradas
y hace con sus puñaladas,
de la estupidez, derroche.
Alúmbralos
sin tinieblas
de las deblas
cantarinas;
falsos cantos
son alardes,
solo fardes
de pamplinas.
Sabes que vuelan los cuervos
ennegreciendo horizontes,
como absurdos polizontes
de un más absurdo sentir;
demuestra que no es un cuerdo
un loco con sus razones;
que a la hora de lecciones,
es el maestro, vivir.
Vida, es tu vuelo sencillo
y tu impronta,
la que hace de mantillo;
dando fuerza a las raíces
y sana las cicatrices,
cuando la tormenta atonta.
Eres toda
la esperanza,
sin la chanza
del trasluz;
la que entona_
el Bello Canto
sin lo santo
de una cruz.
Abre del ciego los ojos;
que en un camino de abrojos
no es lo blanco lo que ciega,
“quién a los cuervos se apega
solo vive de despojos.”
Antes de todo perderlo
cambia del mundo la faz.
¡Solo tú puedes hacerlo!
Blanca paloma de paz.
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