Enrique Dintrans alarcón
Miembro Conocido
DE LAS PALABRAS Y SU MÚSICA
A veces,
o con frecuencia luminosa
saltan dentro del alma
exclamaciones de asombro
quizá de indignación o desencanto
por que las palabras sufren lo indecible
en los mensajes que las sostienen.
He leído un cansancio milenario
en el amor.
Las palabras que transitan
en sus estrechos laberintos
a veces padecen de nostalgia, temor y asombro.
Hay agujeros multicolores en la libertad
yo diría que florecen entre piedras
en los muros rocosos de la indiferencia
y las cicatrices del espíritu.
A veces, las voces que vienen
entre catapultas y caravanas desnudas
encuentran palabras secas,
agobiadas de sus propias lágrimas
y yo me siento impotente
desquiciado en el cruce de las voces
ya medio sordo y casi ciego
mientras el alma siente, y acaso intuye
que la verdad aguarda su momento
de epifanía silenciosa.
Lo que es imposible, o lo que no es
acaso solo es una intuición de mi propia incapacidad
para percibir en la hondura.
Es por eso que la utopía me parece
un hermoso refugio
para encontrar raíces de lo imposible.
Hoy pasó democracia con un disfraz de fuego blanco.
Me pareció bellísima - como siempre - y sin embargo, muda.
En sus ojos vi un duelo inconmensurable
por la justicia violentada y por gotas de sangre
que me dijeron ser hijas
de la traición.
Paz susurraba una amorosa canción
hasta apagarse con dardos envenenados
disparados desde un ángulo secreto
a cada uno de sus ojos.
Y vuelvo a una sensación encadenada,
un pensamiento circular
de que quizá ya esté ciego, y perdido
incapaz de oír
esa música divina de la infancia.
Sin embargo, sería demasiado presuntuoso
pretender que la música no exista en el paisaje
sólo por yo estar temporalmente aquejado de sordera
o que los significados han muerto
sólo porque yo sea incapaz
de leerlos en su contexto.
E.D.A
A veces,
o con frecuencia luminosa
saltan dentro del alma
exclamaciones de asombro
quizá de indignación o desencanto
por que las palabras sufren lo indecible
en los mensajes que las sostienen.
He leído un cansancio milenario
en el amor.
Las palabras que transitan
en sus estrechos laberintos
a veces padecen de nostalgia, temor y asombro.
Hay agujeros multicolores en la libertad
yo diría que florecen entre piedras
en los muros rocosos de la indiferencia
y las cicatrices del espíritu.
A veces, las voces que vienen
entre catapultas y caravanas desnudas
encuentran palabras secas,
agobiadas de sus propias lágrimas
y yo me siento impotente
desquiciado en el cruce de las voces
ya medio sordo y casi ciego
mientras el alma siente, y acaso intuye
que la verdad aguarda su momento
de epifanía silenciosa.
Lo que es imposible, o lo que no es
acaso solo es una intuición de mi propia incapacidad
para percibir en la hondura.
Es por eso que la utopía me parece
un hermoso refugio
para encontrar raíces de lo imposible.
Hoy pasó democracia con un disfraz de fuego blanco.
Me pareció bellísima - como siempre - y sin embargo, muda.
En sus ojos vi un duelo inconmensurable
por la justicia violentada y por gotas de sangre
que me dijeron ser hijas
de la traición.
Paz susurraba una amorosa canción
hasta apagarse con dardos envenenados
disparados desde un ángulo secreto
a cada uno de sus ojos.
Y vuelvo a una sensación encadenada,
un pensamiento circular
de que quizá ya esté ciego, y perdido
incapaz de oír
esa música divina de la infancia.
Sin embargo, sería demasiado presuntuoso
pretender que la música no exista en el paisaje
sólo por yo estar temporalmente aquejado de sordera
o que los significados han muerto
sólo porque yo sea incapaz
de leerlos en su contexto.
E.D.A
