Pilar Marti
Miembro Conocido
En la calle...solitaria
al igual que cada día,
estaba la anciana...
con los cabellos ya canos,
y las arrugas profundas
que la marcara la vida.
Se apoyaba en un bastón
que apenas la sostenía,
con su mano temblorosa
que casi en vano extendía
iniciaba su pregón
"deme limosna, señor".
Repetida letanía...
voz gimiendo en un desierto,
de indiferencia absoluta
cruda imagen de la vida,
cuya mirada...se evita.
Pero una madrugada
la encontraron ya difunta
mientras la mano que antes,
permaneciera extendida
cubría como un sudario,
un rostro lleno de heridas.
Mas tan pronto la olvidaron
como en vida la ignoraron,
tan sólo mi corazón...
grabo a fuego, su figura
y con tanta intensidad,
que a menudo sueño verla
cuando cruzo...aquella esquina.
Dedicado a quienes habiéndolo dado todo, son abandonados, cuando necesitan recibir.
al igual que cada día,
estaba la anciana...
con los cabellos ya canos,
y las arrugas profundas
que la marcara la vida.
Se apoyaba en un bastón
que apenas la sostenía,
con su mano temblorosa
que casi en vano extendía
iniciaba su pregón
"deme limosna, señor".
Repetida letanía...
voz gimiendo en un desierto,
de indiferencia absoluta
cruda imagen de la vida,
cuya mirada...se evita.
Pero una madrugada
la encontraron ya difunta
mientras la mano que antes,
permaneciera extendida
cubría como un sudario,
un rostro lleno de heridas.
Mas tan pronto la olvidaron
como en vida la ignoraron,
tan sólo mi corazón...
grabo a fuego, su figura
y con tanta intensidad,
que a menudo sueño verla
cuando cruzo...aquella esquina.
Dedicado a quienes habiéndolo dado todo, son abandonados, cuando necesitan recibir.