MarcosR
Miembro Conocido
Para escribir un verso
que evoque tu mirada,
me llegué hasta la huella
de tinta melancólica,
que otrora derramamos
con el sol a la espalda,
la risa en llamarada.
Cuando el mundo
cabía en un abrazo,
y el sueño era camino.
No sabíamos entonces,
que un cruel atardecer,
nos aguardaba,
en el siguiente verso.
Nuestra historia,
reseca de distancia,
marchita de silencio,
perecería,
famélica de besos,
anclada en el recuerdo,
sepultada de olvido.
Pero mi soledad se sabe sola,
no tiene puentes,
ahora,
que envejecen mis letras,
y ya nadie nos nombra,
ni los tuvo contigo.
Siempre estuvimos solos,
y eso ya es otro verso.
Nunca pude salirme,
del envoltorio sustentable
que me sustenta a diario,
sentenciado,
malherido de tiempo,
y de sospecha.
Es todo soledad lo que respiro.
La risa del ayer.
La nostalgia de ahora.
En este tiempo
de relojes rápidos,
los sueños se desvelan,
conscientes del apremio.
¿Cuánto camino falta?
¿Cuántos latidos quedan?
Es tanta la certeza de partir,
quizá la única,
que el tiempo se me escurre
entre los pasos...
¿Será que hay algo más,
que esta perpetua despedida,
que esta tragedia sin sentido,
que este camino hacia la nada?
que evoque tu mirada,
me llegué hasta la huella
de tinta melancólica,
que otrora derramamos
con el sol a la espalda,
la risa en llamarada.
Cuando el mundo
cabía en un abrazo,
y el sueño era camino.
No sabíamos entonces,
que un cruel atardecer,
nos aguardaba,
en el siguiente verso.
Nuestra historia,
reseca de distancia,
marchita de silencio,
perecería,
famélica de besos,
anclada en el recuerdo,
sepultada de olvido.
Pero mi soledad se sabe sola,
no tiene puentes,
ahora,
que envejecen mis letras,
y ya nadie nos nombra,
ni los tuvo contigo.
Siempre estuvimos solos,
y eso ya es otro verso.
Nunca pude salirme,
del envoltorio sustentable
que me sustenta a diario,
sentenciado,
malherido de tiempo,
y de sospecha.
Es todo soledad lo que respiro.
La risa del ayer.
La nostalgia de ahora.
En este tiempo
de relojes rápidos,
los sueños se desvelan,
conscientes del apremio.
¿Cuánto camino falta?
¿Cuántos latidos quedan?
Es tanta la certeza de partir,
quizá la única,
que el tiempo se me escurre
entre los pasos...
¿Será que hay algo más,
que esta perpetua despedida,
que esta tragedia sin sentido,
que este camino hacia la nada?