DR Jose Roberto Hernandez
Miembro Conocido
La arena es una de esas sustancias que sabe dónde ponerse, es muy inteligente y expresiva.
La arena vive al borde de la tierra y el mar, donde uno termina y el otro comienza.
Era solo fina al principio de su existencia. Sí, porque antes la arena era solo fina, solo fina hasta el día que decidimos hacerla parte importante del tiempo y la usábamos como reloj.
De eso se cansó y comenzó a manifestarse en granos un poco más gruesos y hasta cambio de color en varias partes de la geografía. Ya hoy hablamos de arenas rojas, doradas, arenas negras… (No sé por qué me viene a la mente la bibijagua).
La arena es un ente discreto, no quiere enterarse de las huellas de nadie y llama a las olas para que borren los pasos que dejas sobre ella; solo se deja usar por niños en la playa sabiendo que no hay castillos que duren mucho en el medio del litoral y eso le da lástima, hiere sus sentimientos terrenales.
La arena sabe mezclarse para construir, pero fíjense que permanece oculta en las paredes y prefiere ser suelo en el mar.
Cuando estaba en la isla donde nací y visitaba la orilla del mar, solía permanecer estático y disfrutar cuando las olas extraían de mis plantas la arena que pisaba en cualquier resaca. Era agradable; pero tenía un mensaje subliminar. Creía por aquel entonces que el mar y la arena me decían, ¡"Viaja al norte, sal de esta tierra ya"!
Lo hice, viaje al norte y al volver a la playa en este lugar donde envejezco, miro al horizonte y no sé si por nostalgia, u otra razón inválida, vuelve la resaca del mar robándome la arena de las mismas plantas a decirme:
“No te preocupes, algún día volverás a tu tierra natal.
Vampi
La arena vive al borde de la tierra y el mar, donde uno termina y el otro comienza.
Era solo fina al principio de su existencia. Sí, porque antes la arena era solo fina, solo fina hasta el día que decidimos hacerla parte importante del tiempo y la usábamos como reloj.
De eso se cansó y comenzó a manifestarse en granos un poco más gruesos y hasta cambio de color en varias partes de la geografía. Ya hoy hablamos de arenas rojas, doradas, arenas negras… (No sé por qué me viene a la mente la bibijagua).
La arena es un ente discreto, no quiere enterarse de las huellas de nadie y llama a las olas para que borren los pasos que dejas sobre ella; solo se deja usar por niños en la playa sabiendo que no hay castillos que duren mucho en el medio del litoral y eso le da lástima, hiere sus sentimientos terrenales.
La arena sabe mezclarse para construir, pero fíjense que permanece oculta en las paredes y prefiere ser suelo en el mar.
Cuando estaba en la isla donde nací y visitaba la orilla del mar, solía permanecer estático y disfrutar cuando las olas extraían de mis plantas la arena que pisaba en cualquier resaca. Era agradable; pero tenía un mensaje subliminar. Creía por aquel entonces que el mar y la arena me decían, ¡"Viaja al norte, sal de esta tierra ya"!
Lo hice, viaje al norte y al volver a la playa en este lugar donde envejezco, miro al horizonte y no sé si por nostalgia, u otra razón inválida, vuelve la resaca del mar robándome la arena de las mismas plantas a decirme:
“No te preocupes, algún día volverás a tu tierra natal.
Vampi