Arturo González
Miembro Activo
La Luz De Tu Zaguán
Porque los ojos hablan;
Pero la lengua traba nuestra voluntad.
Porque las manos quieren;
Pero nuestros pasos no nos dejan avanzar.
Porque nunca tuvimos ni el tiempo,
Ni el placer, ni la ciudad;
Por eso me perdí, Por eso te extravié.
Porque los rostros mienten,
Y las sonrisas falsas estaban de más.
Porque la duda existe;
Porque nuestros caminos son de libertad.
Porque nunca nos dimos ni el fuego,
Ni el motivo, ni el lugar;
Porque nunca se fue la luz de tu zaguán.
Porque las melodías
Se mezclan y nos cuentan la verdad.
Porque entre noche y día
Hay un espacio corto de sinceridad.
Porque las calles son muy pocas,
Y el espacio es colosal;
Porque tu boca fue la que me hizo hablar.
Porque entre cocinas,
Cafés y libros, ya no hay más que hablar.
Porque tu piel se escapa
Cuando busco un rescoldo de fragilidad.
Porque nunca preguntamos si era negro,
Con crema, o sin endulzar;
Porque nunca se fue la luz de tu zaguán.
Porque la vida es poca;
Y mentir por piedad, en ambos, es normal.
Porque nunca volvimos;
Ni volteamos al sentir una vaga ansiedad.
Porque nuestras palabras son tan torpes
Que no pueden expresar
Las ganas de abrazar, o el fuego del hogar.
Porque el corazón oculta
Caminos por dónde hay que caminar.
Porque mis manos
Son trazas de acero, y las tuyas de cristal.
Porque mi soledad es un aguacero,
Y la tuya es un portal.
Porque nunca se fue la luz de tu zaguán.
Porque no es suficiente
Tenerte en recuerdos breves de felicidad.
Porque al sol de abril,
Tuvimos ratos plenos de intimidad.
Porque no pude descifrar tus cabellos,
Ni la huella de tu andar;
Porque no tuve dulzor, ni hubo claridad.
Porque somos quimeras;
Y somos prisioneros de nuestra bondad.
Porque nuestras estrellas
No encuentran nunca cerros donde reposar.
Porque son las líneas de tu rostro
Un mapa universal;
Porque nunca se fue la luz de tu zaguán.
Por eso me perdí, por eso me extravié.
Por eso me fui, y por eso regresé;
Porque nunca se fue la luz de tu zaguán.
Porque los ojos hablan;
Pero la lengua traba nuestra voluntad.
Porque las manos quieren;
Pero nuestros pasos no nos dejan avanzar.
Porque nunca tuvimos ni el tiempo,
Ni el placer, ni la ciudad;
Por eso me perdí, Por eso te extravié.
Porque los rostros mienten,
Y las sonrisas falsas estaban de más.
Porque la duda existe;
Porque nuestros caminos son de libertad.
Porque nunca nos dimos ni el fuego,
Ni el motivo, ni el lugar;
Porque nunca se fue la luz de tu zaguán.
Porque las melodías
Se mezclan y nos cuentan la verdad.
Porque entre noche y día
Hay un espacio corto de sinceridad.
Porque las calles son muy pocas,
Y el espacio es colosal;
Porque tu boca fue la que me hizo hablar.
Porque entre cocinas,
Cafés y libros, ya no hay más que hablar.
Porque tu piel se escapa
Cuando busco un rescoldo de fragilidad.
Porque nunca preguntamos si era negro,
Con crema, o sin endulzar;
Porque nunca se fue la luz de tu zaguán.
Porque la vida es poca;
Y mentir por piedad, en ambos, es normal.
Porque nunca volvimos;
Ni volteamos al sentir una vaga ansiedad.
Porque nuestras palabras son tan torpes
Que no pueden expresar
Las ganas de abrazar, o el fuego del hogar.
Porque el corazón oculta
Caminos por dónde hay que caminar.
Porque mis manos
Son trazas de acero, y las tuyas de cristal.
Porque mi soledad es un aguacero,
Y la tuya es un portal.
Porque nunca se fue la luz de tu zaguán.
Porque no es suficiente
Tenerte en recuerdos breves de felicidad.
Porque al sol de abril,
Tuvimos ratos plenos de intimidad.
Porque no pude descifrar tus cabellos,
Ni la huella de tu andar;
Porque no tuve dulzor, ni hubo claridad.
Porque somos quimeras;
Y somos prisioneros de nuestra bondad.
Porque nuestras estrellas
No encuentran nunca cerros donde reposar.
Porque son las líneas de tu rostro
Un mapa universal;
Porque nunca se fue la luz de tu zaguán.
Por eso me perdí, por eso me extravié.
Por eso me fui, y por eso regresé;
Porque nunca se fue la luz de tu zaguán.
