Víctor
Moderador de Poesía Jocosa
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Una viejita corría
a una gran velocidad
en su auto, por la ciudad,
y un poli que la veía
con cara de seriedad
la detuvo por la vía.
Y después le preguntó
qué si licencia tenía,
y ella le dijo que no,
porque antes se la quitó
otro oficial, cierto día,
cuando ebria manejó.
Y que, además, con regaños,
la licencia suspendió
la friolera de cinco años.
Luego el poli le insistió
que mostrara documentos
del auto en ese momento
y ella le dijo que no,
ya que el auto lo robó
a un fulano, que sin tiento
en cierta ocasión mató,
y que sin más miramiento
también lo descuartizó,
haciéndolo a sangre fría;
y en la maleta traía
los huesos que le quitó.
El oficial lentamente,
al ver esa forma ruda,
se alejó inmediatamente
y por radio pidió ayuda,
llegando inmediatamente
al lugar cinco patrullas.
El capitán llegó al auto
viendo a la viejita sola,
y por si acaso, muy cauto,
echó mano a su pistola.
Y luego con gran rigor
le dijo que se saliera
del auto y no se opusiera,
Y ella dijo: Sí señor,
lo haré de buena manera.
--Enséñeme su licencia
Y los papeles del coche,
Y ella con mucha paciencia
se los mostró sin reproche,
todos en regla a conciencia.
El capitán insistía
con una mirada inquieta:
--Abra usted esa maleta.
Y ella con gusto lo hacía
mostrándosela dispuesta
completamente vacía.
El capitán asombrado
le dijo que el oficial
se expresó de ella muy mal
puesto que había asegurado
de una manera total,
que el auto lo había robado
a un hombre que había matado,
al que de forma brutal
y de coraje repleta
luego lo descuartizó
y sus huesos los guardó
adentro de su maleta.
Y que no tenía licencia
porque se la había quitado
otro poli, con urgencia,
ya que andaba en mala facha
la vez que había manejado
completamente borracha.
Ella con gesto gracioso
le dijo a la autoridad:
seguro que el mentiroso
queriéndome hacer maldad,
también al chisme agregó
que al manejar iba yo
a una gran velocidad.
Una viejita corría
a una gran velocidad
en su auto, por la ciudad,
y un poli que la veía
con cara de seriedad
la detuvo por la vía.
Y después le preguntó
qué si licencia tenía,
y ella le dijo que no,
porque antes se la quitó
otro oficial, cierto día,
cuando ebria manejó.
Y que, además, con regaños,
la licencia suspendió
la friolera de cinco años.
Luego el poli le insistió
que mostrara documentos
del auto en ese momento
y ella le dijo que no,
ya que el auto lo robó
a un fulano, que sin tiento
en cierta ocasión mató,
y que sin más miramiento
también lo descuartizó,
haciéndolo a sangre fría;
y en la maleta traía
los huesos que le quitó.
El oficial lentamente,
al ver esa forma ruda,
se alejó inmediatamente
y por radio pidió ayuda,
llegando inmediatamente
al lugar cinco patrullas.
El capitán llegó al auto
viendo a la viejita sola,
y por si acaso, muy cauto,
echó mano a su pistola.
Y luego con gran rigor
le dijo que se saliera
del auto y no se opusiera,
Y ella dijo: Sí señor,
lo haré de buena manera.
--Enséñeme su licencia
Y los papeles del coche,
Y ella con mucha paciencia
se los mostró sin reproche,
todos en regla a conciencia.
El capitán insistía
con una mirada inquieta:
--Abra usted esa maleta.
Y ella con gusto lo hacía
mostrándosela dispuesta
completamente vacía.
El capitán asombrado
le dijo que el oficial
se expresó de ella muy mal
puesto que había asegurado
de una manera total,
que el auto lo había robado
a un hombre que había matado,
al que de forma brutal
y de coraje repleta
luego lo descuartizó
y sus huesos los guardó
adentro de su maleta.
Y que no tenía licencia
porque se la había quitado
otro poli, con urgencia,
ya que andaba en mala facha
la vez que había manejado
completamente borracha.
Ella con gesto gracioso
le dijo a la autoridad:
seguro que el mentiroso
queriéndome hacer maldad,
también al chisme agregó
que al manejar iba yo
a una gran velocidad.
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