DR Jose Roberto Hernandez
Miembro Conocido
La novia harapienta de mi barrio
Venía comiendose las uñas
esta niña pobre abandonada
harapienta, manchada y sucia
la carita embarrada de mermelada
El centro de la calle su vereda acostumbrada
cruzando zambas sus planas plantas
sin dar tumbos sus dedos rechupaba
una mirada atrás, con susto sus espaldas
Zaya corta, amarilla y negra rememdada
blusa blanca a exprofeso desmangada
los hombros besaban la punta de sus greñas
Y sus uñas sin colores apagadas
Par de lustros desde que la vida de su madre se escapara
uno de ellos sin hogar, ni escuela santa
jugando siempre entre varones la pelota
algunos a veces la llamaban marimacha
Se lavó las manos en la esquina
en el último charco del chuvasco
un borracho pedestra la advertía
y ella corriendo una pedrada le lanzaba
Un día se sentó cerca del mar la ya muchacha
echó a volar la mente entre las aguas
las sonrisas de ilusiones eran menos
que las lágrimas que de los ojos le brotaban
Una anciana forastera la vió un dia,
con los pies cruzados y a la pared de la tienda recostada
y aunque desconfiada; pero sin opciones la muchacha
fue a vivir y a ayudar a la anciana allá en su casa
Al menos ya tenía una recámara,
limpio su pelo, olía a perfume del monte
a anciana vivió hasta un entonces
en que mujer se hizo la muchacha
Hoy me cuenta un amigo de aquel barrio
que de una fastuosa fiesta regresaba
haber visto vestida de novia y muy hermosa
a una hermosa mujer que le recordaba aquella muchacha
Vampi
Venía comiendose las uñas
esta niña pobre abandonada
harapienta, manchada y sucia
la carita embarrada de mermelada
El centro de la calle su vereda acostumbrada
cruzando zambas sus planas plantas
sin dar tumbos sus dedos rechupaba
una mirada atrás, con susto sus espaldas
Zaya corta, amarilla y negra rememdada
blusa blanca a exprofeso desmangada
los hombros besaban la punta de sus greñas
Y sus uñas sin colores apagadas
Par de lustros desde que la vida de su madre se escapara
uno de ellos sin hogar, ni escuela santa
jugando siempre entre varones la pelota
algunos a veces la llamaban marimacha
Se lavó las manos en la esquina
en el último charco del chuvasco
un borracho pedestra la advertía
y ella corriendo una pedrada le lanzaba
Un día se sentó cerca del mar la ya muchacha
echó a volar la mente entre las aguas
las sonrisas de ilusiones eran menos
que las lágrimas que de los ojos le brotaban
Una anciana forastera la vió un dia,
con los pies cruzados y a la pared de la tienda recostada
y aunque desconfiada; pero sin opciones la muchacha
fue a vivir y a ayudar a la anciana allá en su casa
Al menos ya tenía una recámara,
limpio su pelo, olía a perfume del monte
a anciana vivió hasta un entonces
en que mujer se hizo la muchacha
Hoy me cuenta un amigo de aquel barrio
que de una fastuosa fiesta regresaba
haber visto vestida de novia y muy hermosa
a una hermosa mujer que le recordaba aquella muchacha
Vampi