Edith Elvira Colqui Rojas
Miembro Conocido
El esposo con la esposa
luego de convivir años,
no deben tirarse paños,
¡Ay qué cosa tan odiosa!
¿Piedra se volvió la losa?
¡No, que el sol de amor no muera,
no, de ninguna manera!
En el altar prometieron,
¿Sus juramentos murieron?
¿Todo fantasía, era?
¿Qué reviven emociones?
Yo pienso, a veces se olvidan:
Los hombres ya ni convidan,
tampoco compran sillones,
¿Tendrán otras atracciones?
La mujer trae chancletas,
descuidando las siluetas,
y se queja del demonio
que vive en su matrimonio,
¡Cómo cansan sus trompetas!
Del amor ambos son dueños,
y de sus actos también,
en peleas, no hay amén,
y las concordias son sueños.
De paz sean sus empeños,
la unidad deben lograr,
en tranquilidad estar,
que en su hogar haya armonía
y manzanos de alegría,
¡Madurez deben mostrar!
La vida no vale nada,
nos dice un viejo refrán,
unos vienen otros van,
se pelean cual manada,
¿Y me quedaré callada?
El apañar no es mi estilo,
pues a los dos los vigilo,
con mi verso les disparo,
alecciono fuerte y claro,
todos me sigan el hilo.
Nunca perderlo de vista
¿A ese burdo matrimonio?
¿Al duro esposo, demonio?
¿O al virtuoso decimista?
Total, les perdí la pista,
y atenta sigo planteando:
Amor a la mujer, ¿cuándo?
ella no solo cocina,
ni es la muñeca cetrina,
¡Por Dios, yo no estoy bromeando!
Autora: Edith Colqui Rojas Perú Derechos reservados
luego de convivir años,
no deben tirarse paños,
¡Ay qué cosa tan odiosa!
¿Piedra se volvió la losa?
¡No, que el sol de amor no muera,
no, de ninguna manera!
En el altar prometieron,
¿Sus juramentos murieron?
¿Todo fantasía, era?
¿Qué reviven emociones?
Yo pienso, a veces se olvidan:
Los hombres ya ni convidan,
tampoco compran sillones,
¿Tendrán otras atracciones?
La mujer trae chancletas,
descuidando las siluetas,
y se queja del demonio
que vive en su matrimonio,
¡Cómo cansan sus trompetas!
Del amor ambos son dueños,
y de sus actos también,
en peleas, no hay amén,
y las concordias son sueños.
De paz sean sus empeños,
la unidad deben lograr,
en tranquilidad estar,
que en su hogar haya armonía
y manzanos de alegría,
¡Madurez deben mostrar!
La vida no vale nada,
nos dice un viejo refrán,
unos vienen otros van,
se pelean cual manada,
¿Y me quedaré callada?
El apañar no es mi estilo,
pues a los dos los vigilo,
con mi verso les disparo,
alecciono fuerte y claro,
todos me sigan el hilo.
Nunca perderlo de vista
¿A ese burdo matrimonio?
¿Al duro esposo, demonio?
¿O al virtuoso decimista?
Total, les perdí la pista,
y atenta sigo planteando:
Amor a la mujer, ¿cuándo?
ella no solo cocina,
ni es la muñeca cetrina,
¡Por Dios, yo no estoy bromeando!
Autora: Edith Colqui Rojas Perú Derechos reservados