Edith Elvira Colqui Rojas
Miembro Conocido
Yo me río de la muerte
de sus brazos largos y sus pezuñas,
de su olor endiablado de azufre,
de sus dientes amarillos hambrientos.
¿Que si le tengo miedo?
Caro que sí,
pero la vida me ha quitado tanto,
que la muerte famélica me da risa,
y le hago muecas de burla.
He estado tantas veces en sus costales,
he estado tantas veces muerta, pero bien muerta,
que su presencia
me parece un chiste.
Me río de su cara terrorífica,
me río de su voz aterradora,
me burlo de sus manos huesudas,
de sus mechones despeinados
y sus presagios de infortunio.
¡Ven muerte!
No te tengo miedo,
porque sé que uno se muere
solo cuando quiere Dios.
La muerte es un descanso
para penas, trabajos y llantos
luego de su llegada
allá en el mundo sempiterno
nos espera un lugar de ensueños.
Edith Elvira Colqui Rojas Perú Derechos reservados
de sus brazos largos y sus pezuñas,
de su olor endiablado de azufre,
de sus dientes amarillos hambrientos.
¿Que si le tengo miedo?
Caro que sí,
pero la vida me ha quitado tanto,
que la muerte famélica me da risa,
y le hago muecas de burla.
He estado tantas veces en sus costales,
he estado tantas veces muerta, pero bien muerta,
que su presencia
me parece un chiste.
Me río de su cara terrorífica,
me río de su voz aterradora,
me burlo de sus manos huesudas,
de sus mechones despeinados
y sus presagios de infortunio.
¡Ven muerte!
No te tengo miedo,
porque sé que uno se muere
solo cuando quiere Dios.
La muerte es un descanso
para penas, trabajos y llantos
luego de su llegada
allá en el mundo sempiterno
nos espera un lugar de ensueños.
Edith Elvira Colqui Rojas Perú Derechos reservados