kin
Miembro Conocido
POEMA DEL DOLOR QUE VUELVE
Después de mucho tiempo he vuelto a verte,
tan cerca y tan lejana de mi vida,
y fue el dolor un río que se vierte
En este corazón que no te olvida.
Al verme tú bajaste la cabeza,
y yo que te miraba en ese instante,
sentí que renacía mi tristeza,
y un rictus de dolor en mi semblante.
La huella de tu amor no se ha borrado,
a pesar de que tu huida pudo herirme,
aún recuerdo cosas del pasado,
y aquí sigo muriendo sin morirme.
Hoy que hay huellas de invierno aquí en mi frente,
y que nado en los ríos de tu ausencia,
te alargas como sombra por mi mente,
y vuelvo a respirar de tu presencia.
Dejaste mis anhelos sin abrigo,
y un corazón que no dejó de amarte,
en esta soledad soñé contigo,
sigues en mí… Te fuiste sin marcharte.
Fueron mis sueños aves que volaron,
huyeron y jamás han de volver,
ilusiones que nunca regresaron,
noches que no tendrán amanecer.
Verte de nuevo qué dolor profundo,
fue sentir que mi alma aún te adora,
fue vivir un infierno en un segundo,
la eternidad sentir en una hora.
Y es que al verte tan linda parecías,
un ángel de Tiziano o Tintoretto,
miré mis manos de tu amor vacías,
y el pobre corazón de ti repleto.
KIN MEJIA OSPINA
Después de mucho tiempo he vuelto a verte,
tan cerca y tan lejana de mi vida,
y fue el dolor un río que se vierte
En este corazón que no te olvida.
Al verme tú bajaste la cabeza,
y yo que te miraba en ese instante,
sentí que renacía mi tristeza,
y un rictus de dolor en mi semblante.
La huella de tu amor no se ha borrado,
a pesar de que tu huida pudo herirme,
aún recuerdo cosas del pasado,
y aquí sigo muriendo sin morirme.
Hoy que hay huellas de invierno aquí en mi frente,
y que nado en los ríos de tu ausencia,
te alargas como sombra por mi mente,
y vuelvo a respirar de tu presencia.
Dejaste mis anhelos sin abrigo,
y un corazón que no dejó de amarte,
en esta soledad soñé contigo,
sigues en mí… Te fuiste sin marcharte.
Fueron mis sueños aves que volaron,
huyeron y jamás han de volver,
ilusiones que nunca regresaron,
noches que no tendrán amanecer.
Verte de nuevo qué dolor profundo,
fue sentir que mi alma aún te adora,
fue vivir un infierno en un segundo,
la eternidad sentir en una hora.
Y es que al verte tan linda parecías,
un ángel de Tiziano o Tintoretto,
miré mis manos de tu amor vacías,
y el pobre corazón de ti repleto.
KIN MEJIA OSPINA