Bartolomé Rodríguez Oliva
Miembro
Quedaste en el aire, vida,
aunque tu cuerpo se marchara.
Te hiciste flotante energía
y tu sombra invisible baila
con las sombras de los árboles
cada mañana.
Quedaste entre las tinieblas, vida,
de la noche opaca, aunque tu ser
de la tierra se marchara.
Te hiciste en la oscuridad nube clara
y tu sombra al caminar
me acompaña.
Quedaste sobre la superficie, vida,
del agua corriente y clara,
aunque tu cuerpo naufragara.
Te hiciste suave musgo,
entre las rocas ásperas, agarrado
a la orilla de la desesperanza.
Quedaste en el perfume, vida,
de la flor perfumada, aunque
tu cuerpo herido volara
entre los pétalos de colores
y del rocío las gotas tempranas.
Te fuiste, vida, para no volver,
y tu energía en el aire se derrama.
Bailas en el viento con las demás
almas al son de una música lejana.
aunque tu cuerpo se marchara.
Te hiciste flotante energía
y tu sombra invisible baila
con las sombras de los árboles
cada mañana.
Quedaste entre las tinieblas, vida,
de la noche opaca, aunque tu ser
de la tierra se marchara.
Te hiciste en la oscuridad nube clara
y tu sombra al caminar
me acompaña.
Quedaste sobre la superficie, vida,
del agua corriente y clara,
aunque tu cuerpo naufragara.
Te hiciste suave musgo,
entre las rocas ásperas, agarrado
a la orilla de la desesperanza.
Quedaste en el perfume, vida,
de la flor perfumada, aunque
tu cuerpo herido volara
entre los pétalos de colores
y del rocío las gotas tempranas.
Te fuiste, vida, para no volver,
y tu energía en el aire se derrama.
Bailas en el viento con las demás
almas al son de una música lejana.