Mauro Giammaria
Miembro
Después de tanto tiempo, de intentos reprimidos
quizás llegó el momento de que se abra la flor
y su dulce perfume penetre en tus oídos
para por fin decirte, amor… tu eres mi amor.
Después de cargar tanto el pesado equipaje,
de esconder lo que siento porque no me atreví,
quizás llegó el momento de que tome coraje
y hacerte "la pregunta", rogando por un si.
Lo que tengo guardado es un volcán dormido
que indefectiblemente un día iba a explotar,
y pronto... veré pronto, mi gran sueño cumplido,
tenerte frente a frente para poder hablar.
Vencer mi timidez será un acto de arrojo
y mientras me declaro la voz me temblará,
se pintará mi cara de blanco, luego rojo,
y un calor de ansiedades del pecho subirá.
Me voy a abrir entero como la margarita,
que con la luz del día despliega su esplendor,
y en un lugar cualquiera te ofreceré una cita,
para por fin decirte, amor… tu eres mi amor.
Mauro Giammaria
quizás llegó el momento de que se abra la flor
y su dulce perfume penetre en tus oídos
para por fin decirte, amor… tu eres mi amor.
Después de cargar tanto el pesado equipaje,
de esconder lo que siento porque no me atreví,
quizás llegó el momento de que tome coraje
y hacerte "la pregunta", rogando por un si.
Lo que tengo guardado es un volcán dormido
que indefectiblemente un día iba a explotar,
y pronto... veré pronto, mi gran sueño cumplido,
tenerte frente a frente para poder hablar.
Vencer mi timidez será un acto de arrojo
y mientras me declaro la voz me temblará,
se pintará mi cara de blanco, luego rojo,
y un calor de ansiedades del pecho subirá.
Me voy a abrir entero como la margarita,
que con la luz del día despliega su esplendor,
y en un lugar cualquiera te ofreceré una cita,
para por fin decirte, amor… tu eres mi amor.
Mauro Giammaria