Víctor
Moderador de Poesía Jocosa
Estimado José Luis, este soneto dedicado a Emiliano Zapata, caudillo de la época de la Revolución Mexicana que luchó por rescatar la tierra para el campesinado, lo puse con la intención de aclarar, con tu ayuda, mi duda sobre la aplicación del verbo ‘cegar’ que utilicé en el primer verso del soneto. O bien debería haber utilizado el verbo ‘segar’, toda vez que aquel, según la RAE, se refiere a quitar la vista, y este a quitar la vida.
Según mi criterio, salvo tu mejor opinión, lo utilicé considerando que metafóricamente pudiera compararse la vista— como lo refiere la RAE— con la vida. O definitivamente hay que utilizar segar, olvidándonos de la metáfora—si es que la hay— para ser más explícita su comprensión.
Espero haberme explicado con claridad. De no ser así te ruego me lo digas para tratar de abundar sobre el tema.
Agradezco de antemano tu valiosa ayuda con mi respeto y admiración.
La bala del traidor cegó su vida
un diez de abril causando desconsuelos,
fue en Chinameca, estado de Morelos,
en donde la celada estaba urdida.
Lloró la tierra triste su partida
cimbrando la estructura de esos suelos
y también se crisparon los anhelos
del campesino ante su despedida.
Su nombre aún pervive en el paisaje
y se inscribe con letras de oro y plata
y se condena al criminal ultraje.
Hoy en mi verso púrpura escarlata
con mi lamento su recuerdo atraje
por la muerte del ínclito Zapata.
Según mi criterio, salvo tu mejor opinión, lo utilicé considerando que metafóricamente pudiera compararse la vista— como lo refiere la RAE— con la vida. O definitivamente hay que utilizar segar, olvidándonos de la metáfora—si es que la hay— para ser más explícita su comprensión.
Espero haberme explicado con claridad. De no ser así te ruego me lo digas para tratar de abundar sobre el tema.
Agradezco de antemano tu valiosa ayuda con mi respeto y admiración.
La bala del traidor cegó su vida
un diez de abril causando desconsuelos,
fue en Chinameca, estado de Morelos,
en donde la celada estaba urdida.
Lloró la tierra triste su partida
cimbrando la estructura de esos suelos
y también se crisparon los anhelos
del campesino ante su despedida.
Su nombre aún pervive en el paisaje
y se inscribe con letras de oro y plata
y se condena al criminal ultraje.
Hoy en mi verso púrpura escarlata
con mi lamento su recuerdo atraje
por la muerte del ínclito Zapata.