Sigifredo Silva
Miembro Conocido
¡Qué peste! ¡Qué grajo! ¡Qué sobaquina!
Expelo un olor a peste,
mis axilas huelen mal,
un hedor algo especial;
confío no les moleste.
Hace un mes que me bañé,
ya que cada mes lo hago,
del mugre así me deshago
y siempre limpio estaré.
Pero mire su mercé,
espero atención me preste,
sin que eso mucho le cueste:
teniendo un mes de bañado
sin después haberme aseado
expelo un olor a peste.
¿Será eso lógico amigo?
¿Me baño más a menudo?
¿Me echo perfume de escudo?
¿Será de Dios un castigo?
Con el mismo ritmo sigo,
cada mes es lo ideal,
bañarme mucho es fatal
porque quedo echo pedazos;
mas, sé que al alzar los brazos
mis axilas huelen mal.
Le echo cabeza al asunto
y no hallo respuesta alguna,
¡ciertamente que ninguna!
¿A qué será me pregunto?
¿No ducharme será el punto?
Aunque mi baño es casual,
soy pulcro en lo personal;
por lo que no entiendo, hermano:
de mis sobacos emano
un hedor algo especial.
Es feo ese olor tener;
aunque lo más importante,
para mí significante,
que me acepte la mujer.
Lo formulo sin temer:
después que ella no proteste
y que conmigo se acueste
lo demás me importa un bledo
y con mi hediondez me quedo;
confío no les moleste.
Sigifredo Silva
Lausanne, 14.04.2017
Expelo un olor a peste,
mis axilas huelen mal,
un hedor algo especial;
confío no les moleste.
Hace un mes que me bañé,
ya que cada mes lo hago,
del mugre así me deshago
y siempre limpio estaré.
Pero mire su mercé,
espero atención me preste,
sin que eso mucho le cueste:
teniendo un mes de bañado
sin después haberme aseado
expelo un olor a peste.
¿Será eso lógico amigo?
¿Me baño más a menudo?
¿Me echo perfume de escudo?
¿Será de Dios un castigo?
Con el mismo ritmo sigo,
cada mes es lo ideal,
bañarme mucho es fatal
porque quedo echo pedazos;
mas, sé que al alzar los brazos
mis axilas huelen mal.
Le echo cabeza al asunto
y no hallo respuesta alguna,
¡ciertamente que ninguna!
¿A qué será me pregunto?
¿No ducharme será el punto?
Aunque mi baño es casual,
soy pulcro en lo personal;
por lo que no entiendo, hermano:
de mis sobacos emano
un hedor algo especial.
Es feo ese olor tener;
aunque lo más importante,
para mí significante,
que me acepte la mujer.
Lo formulo sin temer:
después que ella no proteste
y que conmigo se acueste
lo demás me importa un bledo
y con mi hediondez me quedo;
confío no les moleste.
Sigifredo Silva
Lausanne, 14.04.2017