Jorge Luis Alava
Miembro Conocido
Yo dejo por momentos al tiempo en la arena
para que la ola se lo lleve en su espuma y en su ruido
y dejo también el camino para que no me encuentren
los pasos con los que volver.
Me despojo como ropas de encuentros y de tardes
y de frivolidades también, así se es más franco
mirándose desnudo, volteándose al espejo
y no sabiendo a donde ir.
Voy sintiendo que mi alma se llena de todo
y que todo regresa pero no viene a mi, y sin embargo
yo por ella, que es mi capitán y velas
haría del agua venas y de la muerte un puerto al revés.
Pero el tiempo vuelve y canta en la caracola
y el camino es una mano gigante que me ahoga
y con recelo veo llegando al ocaso con las cobardías,
detrás de una tropa inservible de galopes y músculos.
Resignadamente vuelve todo lo que dejo
y llega siempre como un golpe de recuerdo;
mi pretexto no está en el dolor de los versos
o en la fuga de martirios y de rostros.
No hay derrota, solo cansancio
y aunque me dispare la vida
yo la comprendo porque viene sangrando:
ella me ataca con el tiempo,
yo la maltrato con un beso,
ella me mata con jirones de nostalgias
y yo la soporto en el abrazo
ella me acaricia y yo le protesto,
en fin, jodemos a ratos,
pero después nos ponemos a vivir.
para que la ola se lo lleve en su espuma y en su ruido
y dejo también el camino para que no me encuentren
los pasos con los que volver.
Me despojo como ropas de encuentros y de tardes
y de frivolidades también, así se es más franco
mirándose desnudo, volteándose al espejo
y no sabiendo a donde ir.
Voy sintiendo que mi alma se llena de todo
y que todo regresa pero no viene a mi, y sin embargo
yo por ella, que es mi capitán y velas
haría del agua venas y de la muerte un puerto al revés.
Pero el tiempo vuelve y canta en la caracola
y el camino es una mano gigante que me ahoga
y con recelo veo llegando al ocaso con las cobardías,
detrás de una tropa inservible de galopes y músculos.
Resignadamente vuelve todo lo que dejo
y llega siempre como un golpe de recuerdo;
mi pretexto no está en el dolor de los versos
o en la fuga de martirios y de rostros.
No hay derrota, solo cansancio
y aunque me dispare la vida
yo la comprendo porque viene sangrando:
ella me ataca con el tiempo,
yo la maltrato con un beso,
ella me mata con jirones de nostalgias
y yo la soporto en el abrazo
ella me acaricia y yo le protesto,
en fin, jodemos a ratos,
pero después nos ponemos a vivir.
