Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
En la noche madrileña
¡cuán gritan unos malditos!
Mas han de pagar sus gritos
si es que mi pluma se empeña.
Porque la noche es la dueña
de mi paz, es un remanso
y de escribir no me canso.
De noche, la Poesía.
De día es cuando descanso.
Antes lo mismo me daba,
escribía habiendo fiesta.
Mas hoy día me molesta
que a mi Musa pongan traba.
¡Y ya, en fin, es la caraba
si es que llega hasta mi oído
el estruendo de un silbido
o una palabra soez.
¡Que se vayan de una vez
a sus casas a hacer ruido!
Mas parece que cesó
la jarana de la noche,
se escucha pasar un coche
pero ya chillidos no.
Todo en calma al fin quedó
sin llegar la sangre al río.
¡Menos mal, porque otro lío
ya no quisiera tener!
Ya tuve el de esa mujer,
que al pensarlo siento frío.
¡cuán gritan unos malditos!
Mas han de pagar sus gritos
si es que mi pluma se empeña.
Porque la noche es la dueña
de mi paz, es un remanso
y de escribir no me canso.
De noche, la Poesía.
De día es cuando descanso.
Antes lo mismo me daba,
escribía habiendo fiesta.
Mas hoy día me molesta
que a mi Musa pongan traba.
¡Y ya, en fin, es la caraba
si es que llega hasta mi oído
el estruendo de un silbido
o una palabra soez.
¡Que se vayan de una vez
a sus casas a hacer ruido!
Mas parece que cesó
la jarana de la noche,
se escucha pasar un coche
pero ya chillidos no.
Todo en calma al fin quedó
sin llegar la sangre al río.
¡Menos mal, porque otro lío
ya no quisiera tener!
Ya tuve el de esa mujer,
que al pensarlo siento frío.
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