Jorge Toro
Miembro Conocido
Otra vez el sol impera
en el cielo luminoso
y un horizonte frondoso
se adueña de la pradera.
Ha terminado la espera,
el frío invierno ha cesado
y poco a poco en el prado
asoman las nuevas flores
que llenan con sus colores
los campos de lado a lado.
Los límpidos manantiales
bajan briosos por la cuesta
y bullen en la floresta
sinnúmeros animales.
Los pájaros a raudales
construyen sus nuevos nidos
y atestan con sus graznidos
la tierra reverdecida,
ahora llena de vida
y paisajes coloridos.
Asomó la primavera
con sus albores lucidos
sus ocasos encendidos
y su atmósfera fiestera.
La vida se hace ligera
quedan atrás los apuros
y los momentos oscuros
se dejan en el olvido
porque el cuerpo vibra henchido
de pensamientos impuros.
Detonan las emociones
las sonrisas aparecen
y las gentes obedecen
a sus secretas pasiones.
Y se inundan los salones
de pícaras damiselas
que conquistan sin cautelas
los más altivos mozuelos
para saciar sus anhelos
en oscuras callejuelas.
La luna se hace gigante
la brisa sopla ligera
y en el escenario impera
una alegría punzante.
El cuerpo busca un amante
el vino llama pasiones
y en clandestinos rincones
los cuerpos ya sin pudores
se enlazan con mil ardores
a consumar emociones.
Y en esta breve estación
entre placer y bebida
se vuelve grata la vida
y muere toda aflicción…
Pero acaba la función
termina la temporada
y regresa despiadada
la rutina establecida
que nos retorna la vida
a su ordinaria jornada.
Consumada tanta euforia
se apacigua la sonrisa
y la vida nos avisa
que la juerga ya es historia…
La labor es perentoria
el trabajo no da espera
y en la descuidada era
hundimos los azadones,
mientras ansiamos glotones
la próxima primavera.
en el cielo luminoso
y un horizonte frondoso
se adueña de la pradera.
Ha terminado la espera,
el frío invierno ha cesado
y poco a poco en el prado
asoman las nuevas flores
que llenan con sus colores
los campos de lado a lado.
Los límpidos manantiales
bajan briosos por la cuesta
y bullen en la floresta
sinnúmeros animales.
Los pájaros a raudales
construyen sus nuevos nidos
y atestan con sus graznidos
la tierra reverdecida,
ahora llena de vida
y paisajes coloridos.
Asomó la primavera
con sus albores lucidos
sus ocasos encendidos
y su atmósfera fiestera.
La vida se hace ligera
quedan atrás los apuros
y los momentos oscuros
se dejan en el olvido
porque el cuerpo vibra henchido
de pensamientos impuros.
Detonan las emociones
las sonrisas aparecen
y las gentes obedecen
a sus secretas pasiones.
Y se inundan los salones
de pícaras damiselas
que conquistan sin cautelas
los más altivos mozuelos
para saciar sus anhelos
en oscuras callejuelas.
La luna se hace gigante
la brisa sopla ligera
y en el escenario impera
una alegría punzante.
El cuerpo busca un amante
el vino llama pasiones
y en clandestinos rincones
los cuerpos ya sin pudores
se enlazan con mil ardores
a consumar emociones.
Y en esta breve estación
entre placer y bebida
se vuelve grata la vida
y muere toda aflicción…
Pero acaba la función
termina la temporada
y regresa despiadada
la rutina establecida
que nos retorna la vida
a su ordinaria jornada.
Consumada tanta euforia
se apacigua la sonrisa
y la vida nos avisa
que la juerga ya es historia…
La labor es perentoria
el trabajo no da espera
y en la descuidada era
hundimos los azadones,
mientras ansiamos glotones
la próxima primavera.
