Jorge Toro
Miembro Conocido
Cuando uno de repente se enamora,
olvida del pasado sus traspiés
y siente que retornan a la boca
las efusivas risas del ayer.
Empiezan a surgir en nuestro pecho
auténticos retoños de alegría,
declinan las arrugas en el cejo
y ensueños primorosos cobran vida.
Y vuelven las palabras fulgurantes,
y hacemos del amor un compañero,
buscamos arreboles en las tardes
y estrellas escondidas en el cielo…
Cuando uno de repente se enamora
recuerda las canciones olvidadas,
se piensa con la amada a todas horas
y adquiere un nuevo brillo la mirada.
Se cruzan de su mano los peñascos
las playas virginales, los paisajes;
y viendo el universo a nuestro lado
se augura bienestar hacia adelante…
Cuando uno de repente se enamora
las dudas se eliminan de repente
y llega una codicia casi loca:
la urgencia de tenerla en frente siempre.
Se siente nuestra boca atiborrada
de cientos de palomas mensajeras,
la sangre torrencial entre las venas;
y adentro… bien al fondo de la entraña…
un íntimo volcán que se despierta.
olvida del pasado sus traspiés
y siente que retornan a la boca
las efusivas risas del ayer.
Empiezan a surgir en nuestro pecho
auténticos retoños de alegría,
declinan las arrugas en el cejo
y ensueños primorosos cobran vida.
Y vuelven las palabras fulgurantes,
y hacemos del amor un compañero,
buscamos arreboles en las tardes
y estrellas escondidas en el cielo…
Cuando uno de repente se enamora
recuerda las canciones olvidadas,
se piensa con la amada a todas horas
y adquiere un nuevo brillo la mirada.
Se cruzan de su mano los peñascos
las playas virginales, los paisajes;
y viendo el universo a nuestro lado
se augura bienestar hacia adelante…
Cuando uno de repente se enamora
las dudas se eliminan de repente
y llega una codicia casi loca:
la urgencia de tenerla en frente siempre.
Se siente nuestra boca atiborrada
de cientos de palomas mensajeras,
la sangre torrencial entre las venas;
y adentro… bien al fondo de la entraña…
un íntimo volcán que se despierta.