QUINSONNAS
Miembro Conocido
Comiéndose el rubor de mis mejillas
un líquido metal sollozo hundido
llorando en sus herrumbres derretido
al verme, ante tu marcha, de rodillas.
Son lágrimas que enciendes y acaudillas
fundidas en el horno que has hervido
caldera de un adiós inmerecido
que deja de mi estampa sólo astillas.
Me atacan al saberme maleable
y ardiendo corrosivas me desploman
la piel de una coraza vuelta estaño.
Carcomen a mi acero inoxidable
y ahora, sin tenerte, por mí asoman
alzadas en la hoguera en que me baño.
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