Jorge Toro
Miembro Conocido
Cual ruta agreste - en subida-
van caminando la vida,
mirando siempre al deber
de rebuscarse el comer,
con la labor exigente
que les empapa la frente
y -a fuerza de ir y venir-
alienta su subsistir.
El mundo nunca sabrá
- o en horas olvidará -
que alguna vez existieron,
lucharon mientras vivieron
y que escarbaron la tierra
en busca de lo que encierra
y que muy pocos alcanzan,
- o que inclusive les lanzan
extrañas fuerzas oscuras
que les prodigan venturas -
en tanto aquellos perdidos
perviven siempre vencidos;
anónimos morirán
y ceros heredarán.
Nada que al mundo le importe:
trofeo alguno en deporte
o título de graduado
o lance condecorado,
menos algún galardón
o merecida mención
por una acción de heroísmo
o de magnánimo altruismo;
tener en récords alguno
que asombre al menos a uno,
ser escritor afamado,
o cantador consagrado,
de pronto excelso pintor
o lírico de valor.
Sólo serán una cédula
intrascendente, por crédula,
apenas más del montón
que no ameritan mención,
que nunca se extrañarán
y menos recordarán
cuando sus ojos se cierren
y en ataúd les entierren;
pues toda su descendencia
afrontará la existencia
como vorágine mustia
de matemática angustia;
y olvidará sus historias
-al fin- carentes de glorias.
Jamás habrá una mención
de fehaciente emoción
o respetuoso momento
que dé reconocimiento
a sus continuas batallas,
a sus arrestos, agallas,
y redoblados empeños
por alcanzar unos sueños,
quedando así en el olvido
su ineficaz recorrido.
Que valga este documento
como sencillo instrumento
para rendirle homenajes
a innúmeros personajes
que pasan entre nosotros,
- en estos tiempos o en otros -
sin un atisbo de huella
algo disímil a aquella
del ímpetu que se carga
en la jornada más larga,
del brío sobre la piedra
cuando la brega no arredra…
De la mirada serena
y limpia lágrima buena,
de la emoción de sentir
que lo importante es vivir…
van caminando la vida,
mirando siempre al deber
de rebuscarse el comer,
con la labor exigente
que les empapa la frente
y -a fuerza de ir y venir-
alienta su subsistir.
El mundo nunca sabrá
- o en horas olvidará -
que alguna vez existieron,
lucharon mientras vivieron
y que escarbaron la tierra
en busca de lo que encierra
y que muy pocos alcanzan,
- o que inclusive les lanzan
extrañas fuerzas oscuras
que les prodigan venturas -
en tanto aquellos perdidos
perviven siempre vencidos;
anónimos morirán
y ceros heredarán.
Nada que al mundo le importe:
trofeo alguno en deporte
o título de graduado
o lance condecorado,
menos algún galardón
o merecida mención
por una acción de heroísmo
o de magnánimo altruismo;
tener en récords alguno
que asombre al menos a uno,
ser escritor afamado,
o cantador consagrado,
de pronto excelso pintor
o lírico de valor.
Sólo serán una cédula
intrascendente, por crédula,
apenas más del montón
que no ameritan mención,
que nunca se extrañarán
y menos recordarán
cuando sus ojos se cierren
y en ataúd les entierren;
pues toda su descendencia
afrontará la existencia
como vorágine mustia
de matemática angustia;
y olvidará sus historias
-al fin- carentes de glorias.
Jamás habrá una mención
de fehaciente emoción
o respetuoso momento
que dé reconocimiento
a sus continuas batallas,
a sus arrestos, agallas,
y redoblados empeños
por alcanzar unos sueños,
quedando así en el olvido
su ineficaz recorrido.
Que valga este documento
como sencillo instrumento
para rendirle homenajes
a innúmeros personajes
que pasan entre nosotros,
- en estos tiempos o en otros -
sin un atisbo de huella
algo disímil a aquella
del ímpetu que se carga
en la jornada más larga,
del brío sobre la piedra
cuando la brega no arredra…
De la mirada serena
y limpia lágrima buena,
de la emoción de sentir
que lo importante es vivir…
