Jorge Toro
Miembro Conocido
La vida que de niño pretendí
fue un fascinante sueño que jamás viví…
Las sonrisas, abrazos y alegrías
me fueron desde siempre demasiado esquivas;
y si bien en mi infancia se esbozaron
jamás se prolongaron
el tiempo suficiente
para poblar mi mente con huellas perennes.
La vida que de joven presentí
fue tal y como luego la viví…
Lucha y nervio, coraje, esfuerzo,
y un corriente escenario negro;
un fragoso y tenaz trabajo
para gozos bastante escasos,
muchos tropiezos, sueños mutilados
y por doquier peñascos escarpados.
La vida que mayor viví
confirmó todo aquello que intuí…
Lucha y nervio, coraje, esfuerzo,
un quehacer intenso, fangales inmensos,
sudores a montones
variados moretones
y frutos de por sí precarios
para tan fatigoso horario.
La vida que en resumen recorrí
siguió de forma fiel la que temí…
Lucha y nervio, coraje, esfuerzo
en cada jadeante aliento,
carga pesada todas las jornadas
manos callosas, carne fatigada;
y muy superficial lo que amerite
que ahora rectifique.
Entendí que la vida es lucha,
continua lucha, amarga y ruda,
que precisa de ingente nervio
para encarar a un mundo recio;
que un gran coraje blinda las entrañas
y concede al esfuerzo irreductibles ganas,
para marchar en pos de unos sueños
que casi nunca alcanzan vuelo,
pero que pueblan siempre nuestra mente
hasta que los cercena de un tajo la muerte .
fue un fascinante sueño que jamás viví…
Las sonrisas, abrazos y alegrías
me fueron desde siempre demasiado esquivas;
y si bien en mi infancia se esbozaron
jamás se prolongaron
el tiempo suficiente
para poblar mi mente con huellas perennes.
La vida que de joven presentí
fue tal y como luego la viví…
Lucha y nervio, coraje, esfuerzo,
y un corriente escenario negro;
un fragoso y tenaz trabajo
para gozos bastante escasos,
muchos tropiezos, sueños mutilados
y por doquier peñascos escarpados.
La vida que mayor viví
confirmó todo aquello que intuí…
Lucha y nervio, coraje, esfuerzo,
un quehacer intenso, fangales inmensos,
sudores a montones
variados moretones
y frutos de por sí precarios
para tan fatigoso horario.
La vida que en resumen recorrí
siguió de forma fiel la que temí…
Lucha y nervio, coraje, esfuerzo
en cada jadeante aliento,
carga pesada todas las jornadas
manos callosas, carne fatigada;
y muy superficial lo que amerite
que ahora rectifique.
Entendí que la vida es lucha,
continua lucha, amarga y ruda,
que precisa de ingente nervio
para encarar a un mundo recio;
que un gran coraje blinda las entrañas
y concede al esfuerzo irreductibles ganas,
para marchar en pos de unos sueños
que casi nunca alcanzan vuelo,
pero que pueblan siempre nuestra mente
hasta que los cercena de un tajo la muerte .
