Daniel
Miembro Conocido
Más que un beso era cadencia
lo que arrullaba en mi boca,
porque su dulzura loca,
era un viento sin clemencia;
ella colmaba mi esencia
con cada tibio jadeo
y en sus manos el deseo
no sabía de paciencia.
Fue correntada, misterio,
prisión, libertad sin ira,
balada, tango y guajira,
asolando mi hemisferio;
yo, tan solo era un Deuterio,
habitando la agonía
y en mi precoz rebeldía
viví aquél adulterio.
Ni un instante de sosiego
su arrebato me brindaba
y mi cuerpo se extasiaba
en constante desosiego;
mis hormonas eran fuego
erupcionando en su piel
mientras su aroma de miel
se extendía como riego.
Aprendí de su pasión,
de su furia en pleno vuelo
y supo lo que era el cielo
mi inexperto corazón;
grabada está en mi ilusión
aquella primera vez,
donde perdí la niñez
en aquel viejo sillón.
lo que arrullaba en mi boca,
porque su dulzura loca,
era un viento sin clemencia;
ella colmaba mi esencia
con cada tibio jadeo
y en sus manos el deseo
no sabía de paciencia.
Fue correntada, misterio,
prisión, libertad sin ira,
balada, tango y guajira,
asolando mi hemisferio;
yo, tan solo era un Deuterio,
habitando la agonía
y en mi precoz rebeldía
viví aquél adulterio.
Ni un instante de sosiego
su arrebato me brindaba
y mi cuerpo se extasiaba
en constante desosiego;
mis hormonas eran fuego
erupcionando en su piel
mientras su aroma de miel
se extendía como riego.
Aprendí de su pasión,
de su furia en pleno vuelo
y supo lo que era el cielo
mi inexperto corazón;
grabada está en mi ilusión
aquella primera vez,
donde perdí la niñez
en aquel viejo sillón.