María Ibañez
Miembro Conocido
Solo soy un árbol sin raíces
que naufraga en un trozo de tierra infértil
transgredida por manos destructivas
y sus voluptuosas ambiciones.
Mi terruño se contrae inexorablemente
por el cáncer que la invade
que le masca a cuenta gotas la energía.
Me alimento de las limosnas del cielo
y de sus grávidas esperanzas;
espero paciente por un lugar a donde desplazarme
con las hojas marchitas que me cuelgan en la frente.
El espacio agrietado de mis cuencas
guarda restos de aves naufragas,
que llorando se posaron dentro mío
haciendo en mis ramas su tibio nido.
Me confunde la noche interminable
cuando llega con toda su negrura,
apagando la luz que me cobija
y que guía mis pasos de sequía.
Palpita el miedo inconfundible
de aquel barco que pasa a la distancia
y se lleva con él la primavera
arrastrando mi sombra sobre el agua.
Se escasea el suelo donde piso
la marea también se traga todo
con la sal que envenena con rudeza
a las crías de aquella fiel gaviota.
Y se muda la madre destrozada
la que fuera mi dulce compañía
y me quedo por siempre solitaria
a la orilla de la isla de piedra.