José Luis Blázquez
JURADO - MODERADOR de los Foros de Poética Clásica
La triste poesía que hoy os presento está basada, por desgracia, en un hecho real. Una madre embarazada de dos niñas gemelas vio cómo las perdía a los pocos meses de nacer. Cuando supe la experiencia por la que había pasado, le dediqué este romance que hoy publico.
A LA MUERTE DE DOS NIÑAS
¡Con qué felicidad indefinible
os llevé nueve meses en mi seno
y qué largos se hicieron tantos días
esperando el feliz alumbramiento!
La dicha tan inmensa que sentí
con absoluta claridad recuerdo
al ver en vuestras caras esos ojos
que a mí me parecían dos luceros.
Y me puse a soñar. Os vi de pronto
felices, disfrutando vuestros juegos
conmigo al lado. Todo sonreía
y no me daba cuenta que era un sueño.
Os vi después de comunión vestidas
tomando a Dios de hinojos y en silencio,
y hasta pude sentir de vuestros labios
la caricia sutil de vuestros besos.
También soñé que ya, mucho más tarde
os veía de novias. Aún lo siento
como si allí presente yo estuviera
a vuestro lado el devenir viviendo.
Pero el infausto sino nunca quiso
que se cumpliera mi febril deseo
y la Muerte fatal y traicionera
se llevó para siempre vuestros cuerpos.
Y de aquellos recuerdos sólo queda
un dolor que me ahoga desde dentro
cada vez que visito vuestras fosas
en un oscuro y triste cementerio.
Y tan sólo en la vida me ilusiona
saber que no está lejos el momento
en que pueda teneros a mi lado
y abrazaros de nuevo allá en el Cielo.
José Luis Blázquez Gómez
Todos los derechos reservados
Certificado nº.: 1101148260604
¡Con qué felicidad indefinible
os llevé nueve meses en mi seno
y qué largos se hicieron tantos días
esperando el feliz alumbramiento!
La dicha tan inmensa que sentí
con absoluta claridad recuerdo
al ver en vuestras caras esos ojos
que a mí me parecían dos luceros.
Y me puse a soñar. Os vi de pronto
felices, disfrutando vuestros juegos
conmigo al lado. Todo sonreía
y no me daba cuenta que era un sueño.
Os vi después de comunión vestidas
tomando a Dios de hinojos y en silencio,
y hasta pude sentir de vuestros labios
la caricia sutil de vuestros besos.
También soñé que ya, mucho más tarde
os veía de novias. Aún lo siento
como si allí presente yo estuviera
a vuestro lado el devenir viviendo.
Pero el infausto sino nunca quiso
que se cumpliera mi febril deseo
y la Muerte fatal y traicionera
se llevó para siempre vuestros cuerpos.
Y de aquellos recuerdos sólo queda
un dolor que me ahoga desde dentro
cada vez que visito vuestras fosas
en un oscuro y triste cementerio.
Y tan sólo en la vida me ilusiona
saber que no está lejos el momento
en que pueda teneros a mi lado
y abrazaros de nuevo allá en el Cielo.
José Luis Blázquez Gómez
Todos los derechos reservados
Certificado nº.: 1101148260604
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