QUINSONNAS
Miembro Conocido
Entre tinieblas remando
por noches de cielos negros
recíproco en ida y vuelta
va el que llaman El Barquero.
Pasando por dos orillas
hace un fúnebre trayecto
a través del Aqueronte
a dos monedas el muerto.
Sirviente de Hades y esclavo
hoy alguien tomó su relevo
tras morir de pena dicen
un antiguo gondolero.
Al carnaval veneciano
llevaba a un galán apuesto
la noche en que la tragedia
a su vida puso cerco.
-Acudo a ver a mi amada
Le decía alguien contento
-y en la Plaza de San Marcos
previsto está nuestro encuentro.
-Yo también tuve una amada-
Respondía aquél remero
-aunque se fue hace muy poco
sin dejarme un solo beso
y a mi pena en los canales
la soporto y sobrellevo.
Se marchó sin despedirse,
sin dejarme ni un pañuelo,
navegando desde entonces
por la sal que lagrimeo.
Impactado por su drama
quiso animarlo el viajero
de forma inmediata dándole
palabras de gran aliento.
-¡Aciaga en suma es tu historia!,
¡Te mereces un consuelo!
Así que bebamos juntos
cuando a la plaza lleguemos.
Podrá bien aconsejarte
mi dama sobre ese aspecto
pues vivió algo parecido
similar en su concepto.
Qué me dices buen amigo,
¿aceptas mi ofrecimiento?
Este contempló al muchacho
indeciso ante sus ruegos
pero despejado pronto
aceptó la oferta presto.
-Señor, sí, con sumo gusto
tal detalle os lo agradezco
y junto a vuestra pareja
¡Por la vida brindaremos!
Estrecharon a sus manos
con apretones sinceros
arribando ya la barca
al destino de festejos.
Bulliciosa y colorida
era San Marcos ejemplo
de elegancia y de finura
tras sus máscaras de ensueño.
Reunidos en muchos miles
disfrutaban lisonjeros
gozando en aquella noche
inmensa de sentimientos.
Multicolor tal gentío
desplegaba sus destellos
posados ya sobre tierra
tripulante y pasajero.
Desde mediana distancia
una joven los fue viendo
con formas de mujer únicas
disfrazada de lucero.
Chocando veloz con muchos
corrió nada más al verlos
besando al samaritano
sin saber del marinero.
Desbocadas dos pasiones
desnudaron a sus frenos
cuando abrazados en uno
en su gozo se fundieron.
Luego calmada la furia
vino después el sosiego,
cortésmente presentada
la señora al gondolero.
Ella en ese instante mismo
se quedó parada en seco,
con la máscara quitada
y nuestro héroe el sombrero.
-¡Tú!-Gritaron al unísono,
-¡Esto no puede ser cierto!
Estupefactos soñando
enfrentados e indefensos.
- ¿Acaso sois conocidos?
preguntó el joven primero.
-Por supuesto señor mío...
…¡Y desde hace mucho tiempo!,
¡Pues ella fue la muchacha
que a mi amor lo quedó ciego!
Ella es la Eva que os he dicho,
quien se marchó entre silencios...
…dejándome Adán a mí
marchitado de escarmientos!
De la impresión ya repuesta
la joven respondió al fiero
alzando la voz valiente
y frunciendo el entrecejo.
-¡Sí, así fue, te abandoné,
sin sentir por ti ya afecto...
…y sola y desamparada
puse rumbo hacia otros vientos!
Escapé de mi amargura,
de tus fantasmas y espectros,
hallando luego tranquila
un amor de verdad cierto.
Así encontré a este galán
y empezamos un comienzo,
¡Dichosos y muy felices
en suma los dos contentos!
Nuestro Adán, muy mareado,
hizo amago de ir al suelo
metido del Paraíso
a, despiadado, un infierno.
-Es falso, una pesadilla...
…¡Esto no puede ser cierto!
El galán hecho una estatua
a su lado estaba pétreo
sin saber ya que decirle
ante semejante encuentro.
Ídem ella de lo mismo
no articulaba ya gestos,
los tres como unos difuntos
con los ojos bien abiertos.
Dudando ya de sus fuerzas
a nuestro amigo acudieron
llevándole de retorno
a su góndola de nuevo.
Y remó y remó y remó...
…hasta rasgarse los cueros,
sus manos hechas sangría
para los buitres y cuervos.
Y lloró y lloró y lloró...
…reavivados sus recuerdos,
amortajado entre brumas
con su ataúd de agua negro.
Una vez que hubo parado
al mar se lanzó de pleno
dejándose hundir al fondo
de aquél bruno cementerio.
El resto de este poema
nos retorna hacia el comienzo
allí donde un tal Caronte…
…se vistió de gondolero.
Adjuntos
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