Esther Iglesias Serrano
Miembro
Desde la distancia, 
el eco de tu espalda
llama a mis manos.
El eco de tus labios, en esta distancia impuesta y falsa,
me sorprende recorriendo mi cuello,
sembrándome de escalofrìos naranjas.
Vienen tus labios a los míos y a mi cuerpo,
armando un estruendo de caricias sabrosas,
que no me dejan dormir.
En estas noches sin ti, todas,
viene tu risa con la luna,
se asoma a mi ventana,
colándose hasta mi alma
y allí, se adueña de ella,
volviéndola un aspersor de amapolas y sueños
que salpicándome entera y profundamente, me gana.
Vienen tus ojos largos suspirando
por suicidarse en mis curvas.
Y tu aliento me llega alterado
si mis senos se te arriman.
Esther Iglesias Serrano.
								el eco de tu espalda
llama a mis manos.
El eco de tus labios, en esta distancia impuesta y falsa,
me sorprende recorriendo mi cuello,
sembrándome de escalofrìos naranjas.
Vienen tus labios a los míos y a mi cuerpo,
armando un estruendo de caricias sabrosas,
que no me dejan dormir.
En estas noches sin ti, todas,
viene tu risa con la luna,
se asoma a mi ventana,
colándose hasta mi alma
y allí, se adueña de ella,
volviéndola un aspersor de amapolas y sueños
que salpicándome entera y profundamente, me gana.
Vienen tus ojos largos suspirando
por suicidarse en mis curvas.
Y tu aliento me llega alterado
si mis senos se te arriman.
Esther Iglesias Serrano.
 
				 
 
		 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
 
		