Víctor
Moderador de Poesía Jocosa
Recuerdo los momentos de pláticas amenas,
aquellas junto a huerto que hermoso florecía,
en el que disfrutamos de plácida estadía,
teniendo de testigos las blancas azucenas.
Entonces tus miradas inquietas eran plenas
de un brillo de viveza que siempre refulgía.
en tanto que tu boca alegre sonreía
y estabas muy lejana de males y de penas.
Al paso de los años tu gesto fue distinto,
tu mente se encontraba errática y confusa,
actuabas solamente movida por instinto.
Tus ojos se apagaron, tu voz se hizo difusa,
y entraste sin quererlo a un negro laberinto,
por esa gran dolencia maléfica y profusa.
aquellas junto a huerto que hermoso florecía,
en el que disfrutamos de plácida estadía,
teniendo de testigos las blancas azucenas.
Entonces tus miradas inquietas eran plenas
de un brillo de viveza que siempre refulgía.
en tanto que tu boca alegre sonreía
y estabas muy lejana de males y de penas.
Al paso de los años tu gesto fue distinto,
tu mente se encontraba errática y confusa,
actuabas solamente movida por instinto.
Tus ojos se apagaron, tu voz se hizo difusa,
y entraste sin quererlo a un negro laberinto,
por esa gran dolencia maléfica y profusa.