Tu vivias en un árbol
yo en la colina lejana
no veía tu nido
pero intuía tu rama.
Coincidimos algún día
cuando a la meseta bajaba,
me sedujo tu vuelo
y me alegro tu cantar
-¡ven a mi planta!, te dije
para a tus alas mirar
-confórmate con momentos,
frutos de la casualidad
y yo al destino maldije,
no bajaré nunca más
aceptaré mi destino
y... a otro valle a volar.
								
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