Carlos Ariel Albornoz
Miembro Conocido
EL ÚLTIMO BESO DEL COLIBRÍ
Dar el último beso por la tarde,
si mi noche anticipa sus ladridos,
es un vuelo rasante a los aloes
que separan el néctar de su espina.
Escuchar en las voces del asombro
esas notas de niños extramuros,
es alquimia del cielo iridiscente
cuando cuaja su afuera con mi adentro.
¿Posesiones? ¡Seguro! Las fragancias,
una flor, los aromas del pasado,
y este vuelo de libre intermitencia.
Me despido escapándole a los grises:
degradados espectros que rasguñan,
en sus doce costillas, a las horas.
Ariel Albornoz
Dar el último beso por la tarde,
si mi noche anticipa sus ladridos,
es un vuelo rasante a los aloes
que separan el néctar de su espina.
Escuchar en las voces del asombro
esas notas de niños extramuros,
es alquimia del cielo iridiscente
cuando cuaja su afuera con mi adentro.
¿Posesiones? ¡Seguro! Las fragancias,
una flor, los aromas del pasado,
y este vuelo de libre intermitencia.
Me despido escapándole a los grises:
degradados espectros que rasguñan,
en sus doce costillas, a las horas.
Ariel Albornoz

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