Matilde Maisonnave
Miembro Conocido
El álamo.
Despaciosamente me acerqué a tu vera,
colosal, inalcanzable pálida fronda.
Vestiste de fiesta a mis ojos tristes,
gigante temblón de figura enhiesta,
hojas temblorosas y dulzones copos.
En plácido viaje algunos caían,
otros parecían mirar el paisaje.
Temerosa y cauta los guardé en mi mano,
mansos, suaves, cálidos y blandos.
Pura seda blanca dormida en espigas.
Cabillos pequeños guardando millares.
Muy celosamente guardé sus espigas,
tan dúctiles copos encerré entre hojas.
Sus níveos tesoros siguen renaciendo...
Hay pezones huecos quedándose solos.
Vida mía terrena, un día no te veré más.
Con tu magia eterna
¡Alamos serás!
Matilde Maisonnave
Despaciosamente me acerqué a tu vera,
colosal, inalcanzable pálida fronda.
Vestiste de fiesta a mis ojos tristes,
gigante temblón de figura enhiesta,
hojas temblorosas y dulzones copos.
En plácido viaje algunos caían,
otros parecían mirar el paisaje.
Temerosa y cauta los guardé en mi mano,
mansos, suaves, cálidos y blandos.
Pura seda blanca dormida en espigas.
Cabillos pequeños guardando millares.
Muy celosamente guardé sus espigas,
tan dúctiles copos encerré entre hojas.
Sus níveos tesoros siguen renaciendo...
Hay pezones huecos quedándose solos.
Vida mía terrena, un día no te veré más.
Con tu magia eterna
¡Alamos serás!
Matilde Maisonnave