Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
Que travieso es el amor
mil veces ya se habrá dicho,
pues nos mueve a su capricho
como le place mejor.
En sus manos es el hombre
un juguete y nada más,
bailamos a su compás
sin que el hecho nos asombre.
Cual muñecos de guiñol
nos maneja con sus hilos
y, esclavos más que pupilos,
nos tiene bajo control.
Desde que a Adán le dio Dios
una hermosa compañera
siempre fue de esa manera:
Una locura de dos.
Pero como acaba todo
también se termina un día
y, entonces, de la alegría
llega el final del periodo.
Se repetirá la historia
en tanto que el hombre exista,
pues aunque advierta el cronista
tenemos mala memoria.
mil veces ya se habrá dicho,
pues nos mueve a su capricho
como le place mejor.
En sus manos es el hombre
un juguete y nada más,
bailamos a su compás
sin que el hecho nos asombre.
Cual muñecos de guiñol
nos maneja con sus hilos
y, esclavos más que pupilos,
nos tiene bajo control.
Desde que a Adán le dio Dios
una hermosa compañera
siempre fue de esa manera:
Una locura de dos.
Pero como acaba todo
también se termina un día
y, entonces, de la alegría
llega el final del periodo.
Se repetirá la historia
en tanto que el hombre exista,
pues aunque advierta el cronista
tenemos mala memoria.
