barcelo77
Miembro Conocido
La desesperación
se licua en esta copa
que se niega a derramarse.
Observo el vuelo
de los recuerdos
que anidan frente a mi.
El espejo se rompe en un pedazo
al no reflejar mi presencia.
Agito este cuaderno
para rasgar
la sopa de letras de lo ficticio;
para besar sus ojos blancos
y poder regresar.
El amor roto se disuelve
como las aves de humo
que emigran del corazón;
de su último latido...
El arrepentimiento
suele arañar la piel sensible
y alérgica al desengaño.
Un sólo segundo
puede albergar
la efímera esencia de lo infinito.
Un segundo más,traiciona a la pasión...
A sotavento de mi espejo
espejado
clavo mi ancla en la arena.
Grito a mi alrededor
para que nadie me oiga.
Quedan atrás
los atardeceres dorados
de espuma,
las manías envejecidas,
los graznidos de los sapos.
Caminamos de la mano
la brisa acaricia nuestros
labios...
la luna sonrie en nuestras
miradas.
A solo dos pasos
el rojo horizonte observa
el último vuelo de las
gaviotas.
Mientras,
tras de mi;
las olas disuelven
las huellas de nuestro paso...
al igual que el pasado
sin dejar rastro.
Todo nuestro amor
queda reflejado en la mar
en su calma...
en su tempestad.
se licua en esta copa
que se niega a derramarse.
Observo el vuelo
de los recuerdos
que anidan frente a mi.
El espejo se rompe en un pedazo
al no reflejar mi presencia.
Agito este cuaderno
para rasgar
la sopa de letras de lo ficticio;
para besar sus ojos blancos
y poder regresar.
El amor roto se disuelve
como las aves de humo
que emigran del corazón;
de su último latido...
El arrepentimiento
suele arañar la piel sensible
y alérgica al desengaño.
Un sólo segundo
puede albergar
la efímera esencia de lo infinito.
Un segundo más,traiciona a la pasión...
A sotavento de mi espejo
espejado
clavo mi ancla en la arena.
Grito a mi alrededor
para que nadie me oiga.
Quedan atrás
los atardeceres dorados
de espuma,
las manías envejecidas,
los graznidos de los sapos.
Caminamos de la mano
la brisa acaricia nuestros
labios...
la luna sonrie en nuestras
miradas.
A solo dos pasos
el rojo horizonte observa
el último vuelo de las
gaviotas.
Mientras,
tras de mi;
las olas disuelven
las huellas de nuestro paso...
al igual que el pasado
sin dejar rastro.
Todo nuestro amor
queda reflejado en la mar
en su calma...
en su tempestad.
