Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
En las noches del poeta
no hay nada más que silencio.
Antaño, cuando era joven,
todo juerga y desenfreno.
Se me pasaron los años,
¡cómo ha transcurrido el tiempo!
Apenas sin darme cuenta
me he convertido en un viejo.
Ya no me llaman chiquillo,
muchacho ni caballero;
todo lo arreglan diciendo:
- Buenas tardes tenga, abuelo. -.
Lo dicen al buen tuntún,
sin saber si tengo nietos.
Será que a mi faz los años
le cambiaron el aspecto.
Hoy contemplando mis fotos
y, después, viendo el espejo,
no es la misma mi mirada
y ya no hablemos del pelo.
En fin, que todo transcurre.
Sólo quedan los recuerdos.
Y así vivo el día a día,
recordando aquellos tiempos.
Cuando se acabe esta historia,
cuando se termine el cuento,
veremos si me recuerdan
y alguien recita mis versos.
no hay nada más que silencio.
Antaño, cuando era joven,
todo juerga y desenfreno.
Se me pasaron los años,
¡cómo ha transcurrido el tiempo!
Apenas sin darme cuenta
me he convertido en un viejo.
Ya no me llaman chiquillo,
muchacho ni caballero;
todo lo arreglan diciendo:
- Buenas tardes tenga, abuelo. -.
Lo dicen al buen tuntún,
sin saber si tengo nietos.
Será que a mi faz los años
le cambiaron el aspecto.
Hoy contemplando mis fotos
y, después, viendo el espejo,
no es la misma mi mirada
y ya no hablemos del pelo.
En fin, que todo transcurre.
Sólo quedan los recuerdos.
Y así vivo el día a día,
recordando aquellos tiempos.
Cuando se acabe esta historia,
cuando se termine el cuento,
veremos si me recuerdan
y alguien recita mis versos.