Fue una noche de alcohol
como tantas en aquel antro,
desvariando del pasado,
riéndome del quebranto.
Ella se sentó a mi lado,
me invitó a una copa
y toda mi borrachera
se perdió entre sus senos.
Casi no hubo palabras
ni nombres o teléfonos,
un cruce de miradas vacías,
mientras caminamos a la salida.
Era el furor,
una pandemia asesina,
que reptaba por mi cuerpo
impregnado de sudor y adrenalina.
Fueron largos estertores
consumiendo aquel deseo
desprovisto de ternura,
solo hambre y viboreo.
Cuando todo terminó,
nos dijimos hasta luego,
como un encuentro casual
matando la fría soledad,
del oscuro aguacero
como tantas en aquel antro,
desvariando del pasado,
riéndome del quebranto.
Ella se sentó a mi lado,
me invitó a una copa
y toda mi borrachera
se perdió entre sus senos.
Casi no hubo palabras
ni nombres o teléfonos,
un cruce de miradas vacías,
mientras caminamos a la salida.
Era el furor,
una pandemia asesina,
que reptaba por mi cuerpo
impregnado de sudor y adrenalina.
Fueron largos estertores
consumiendo aquel deseo
desprovisto de ternura,
solo hambre y viboreo.
Cuando todo terminó,
nos dijimos hasta luego,
como un encuentro casual
matando la fría soledad,
del oscuro aguacero
Última edición: