Jorge Toro
Miembro Conocido
Se empaña sin remedio la mirada
y queda amordazada la palabra.
Su ritmo precipitan los latidos
se ahogan maquinales los respiros.
Se sienten ambos pies como de plomo
y caen derrotados nuestros hombros.
Se asume que el mañana nada vale
y el frío se apodera de la carne.
Se torna el desconsuelo sempiterno
y el eco de su adiós retumba adentro.
								y queda amordazada la palabra.
Su ritmo precipitan los latidos
se ahogan maquinales los respiros.
Se sienten ambos pies como de plomo
y caen derrotados nuestros hombros.
Se asume que el mañana nada vale
y el frío se apodera de la carne.
Se torna el desconsuelo sempiterno
y el eco de su adiós retumba adentro.
 
				 
 
		 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
                                 
 
		 
                                 
                                 
                                 
 
		 
                                 
                                 
                                 
                                