Yolvi Efrain Cauro Mendes
Miembro Conocido
HABLO AQUÍ DE ASUNTOS HISTÓRICOS
“A veces el tiempo es de una fijeza insoportable”
AlbertoMarrero
AlbertoMarrero
I
Cercas de cundiamor y madreselva
parcelan mis lejanas mocedades.
(Quizás un día Cronos me devuelva
la colección de mis ingenuidades)
Y en esas eras, a las diez en punto,
-la hora en que mi alma se dilata-,
sensitivo y jovial como un difunto
leía versos del Desiderata.
Yo fui un adolescente de impoluta
maldad, como un demonio inmaculado;
y si viví de zumo de cicuta
fue por mi eudemonismo destemplado.
Yo canjeé mi futuro disecado
por una intensa mini prostituta.
II
Les debo tropos a mis proveedoras
de balsámicos gozos y placeres,
(en mi piel llevo marcas de mujeres,
restos de agudas fiestas, luz de auroras…)
Yo vivía sin métrica, sin tempo,
sin aliteración… y esas traiciones
no me impidieron presentarme a tiempo
para el sepelio de mis ilusiones.
Mi juventud de besos y lujuria
se disolvió tras un jadeante aullido,
sin arrebato, sin su añeja furia,
como un perro cerval e incomprendido.
Quisiera ser de un continente hundido,
-no importa si de Atlántida o Lemuria-.
III
Y progresé rodeado de alabardas
ribereñas, de botes y de anzuelos.
Mi casa era un cubil a pocas yardas
del mítico Caribe y sus machuelos.
Y tuve que empeñar mi voz incierta
al Cronos de las mil diptongaciones,
para que intermediara en la reyerta
entre mis sueños y mis decepciones.
Y se hizo mi costera mancebía
jirones en las manos que me amaron.
Y el tiempo me ha negado su amnistía.
Y yo perdono a los que me olvidaron,
(incluso a los amigos que saltaron
las altas verjas de la patria mía).
IV
Anduve calles y avenidas lúdicas
tramando los recuerdos que hoy recaudo
rodeado de nostalgias, moscas púdicas,
y ganas de olvidar. Me auto defraudo
para no defraudar mis viejos tonos.
(Siempre optaré por auto defraudarme
ante el pavor de avergonzar a Cronos
con la abominación de auto olvidarme).
Mi juventud fue un dado, un hexaedro,
una piedra idealista en la sandalia.
Y de esa edad me queda, -íntimo arredro-:
el pasional cadáver de una dalia,
una emotiva y tierna almamegalia
y un perfumado corazón de cedro.
Yolvi Efraín Cauro Mendez
julio de 2014
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