Francisco Escobar Bravo
Miembro Conocido
Ya os conté la del convento
y la historia de mi vida.
Una sí fue divertida,
lo cual me causa contento.
La mía, ¡cuánto lo siento
si le aburrió al personal!
Pues fue historia que al final
tuvo más penas y llantos
que dichas, risas y encantos
y que acaso acabe mal.
Desconozco mi futuro,
eso es algo que es bien cierto,
pero cuando esté ya muerto
no darán por mí ni un duro.
Pero en tanto, es bien seguro,
pocos se acuerdan de mí.
Ya sé, niña, que tú sí,
hablo sobre los demás.
- Un poeta, un loco más
de cuantos hay por ahí.-.
Ésa es la pobre opinión,
si la tiene, de la gente
y para mí no es urgente
que cambien de sensación.
Porque, si tengo razón,
si cambian porque no escribo
querrá indicar que no vivo.
Y no vivir - aunque injusta
es la vida - no me gusta
cuando de hacerlo hay motivo.
Porque la vida es muy bella
por más que no lo semeje,
hablar en contra es de hereje
porque Dios me puso en ella.
Y hoy lo es más, pues una estrella
mi oscura noche ilumina:
Una muchacha divina
que me da paz y sosiego
con ese aroma de espliego
que a su paso difumina.
Pero al convento tornando,
me fatiga ser su Emérito.
Que lo he sido ya es pretérito,
También, presente. ¿Hasta cuándo?
Porque, en castellano hablando,
les diré que es que presiento
que está cercano el momento
en que el puesto esté vacante:
Esta carga es sofocante
y yo no soy un jumento.
Necesito estar en vena
para dejar mis escritos
claros, a los eruditos
darles liviana faena.
Porque si no se cercena
mi labor o se la olvida.
Que opinen, de despedida:
- Fue un poeta con cabeza,
que demostré gentileza
y educación sin medida.-.
Que obrando de tal manera
pueden ser benevolentes,
ser atento con las gentes
es una actitud certera.
Pues si no, cual a un cualquiera
te verán e irá al olvido
tu trabajo. Sólo pido
una mínima atención.
Señores, de corazón.
piensen en si en bueno he sido.
Unos dicen que el mejor...
No pienso así ni de lejos,
aunque agrade, en siendo viejos,
tal elogio y tal honor.
Más ansiara yo el favor
de mi amada conseguir.
Porque, ¿para qué vivir
si no la puedo gozar?
Pero por un triste azar
no lo podré conseguir.
Los dineros, el laurel,
la fama en el mundo entero
de verdad que no los quiero,
mejor disfrutar su miel.
Y dejar sobre el papel
bien enmarcada mi historia,
que algunos guarden memoria
del desdichado poeta
que giró como veleta,
mas al fin logró la gloria.
Es mi lema conocido,
¡nada que ver con la suerte!
Que a todos llega la muerte
es algo ya muy sabido.
Pero no tiene sentido
vivir tan sólo unos años,
repletos de desengaños,
para no dejar constancia
de escribir con elegancia.
¡Lo demás, son todo engaños!
y la historia de mi vida.
Una sí fue divertida,
lo cual me causa contento.
La mía, ¡cuánto lo siento
si le aburrió al personal!
Pues fue historia que al final
tuvo más penas y llantos
que dichas, risas y encantos
y que acaso acabe mal.
Desconozco mi futuro,
eso es algo que es bien cierto,
pero cuando esté ya muerto
no darán por mí ni un duro.
Pero en tanto, es bien seguro,
pocos se acuerdan de mí.
Ya sé, niña, que tú sí,
hablo sobre los demás.
- Un poeta, un loco más
de cuantos hay por ahí.-.
Ésa es la pobre opinión,
si la tiene, de la gente
y para mí no es urgente
que cambien de sensación.
Porque, si tengo razón,
si cambian porque no escribo
querrá indicar que no vivo.
Y no vivir - aunque injusta
es la vida - no me gusta
cuando de hacerlo hay motivo.
Porque la vida es muy bella
por más que no lo semeje,
hablar en contra es de hereje
porque Dios me puso en ella.
Y hoy lo es más, pues una estrella
mi oscura noche ilumina:
Una muchacha divina
que me da paz y sosiego
con ese aroma de espliego
que a su paso difumina.
Pero al convento tornando,
me fatiga ser su Emérito.
Que lo he sido ya es pretérito,
También, presente. ¿Hasta cuándo?
Porque, en castellano hablando,
les diré que es que presiento
que está cercano el momento
en que el puesto esté vacante:
Esta carga es sofocante
y yo no soy un jumento.
Necesito estar en vena
para dejar mis escritos
claros, a los eruditos
darles liviana faena.
Porque si no se cercena
mi labor o se la olvida.
Que opinen, de despedida:
- Fue un poeta con cabeza,
que demostré gentileza
y educación sin medida.-.
Que obrando de tal manera
pueden ser benevolentes,
ser atento con las gentes
es una actitud certera.
Pues si no, cual a un cualquiera
te verán e irá al olvido
tu trabajo. Sólo pido
una mínima atención.
Señores, de corazón.
piensen en si en bueno he sido.
Unos dicen que el mejor...
No pienso así ni de lejos,
aunque agrade, en siendo viejos,
tal elogio y tal honor.
Más ansiara yo el favor
de mi amada conseguir.
Porque, ¿para qué vivir
si no la puedo gozar?
Pero por un triste azar
no lo podré conseguir.
Los dineros, el laurel,
la fama en el mundo entero
de verdad que no los quiero,
mejor disfrutar su miel.
Y dejar sobre el papel
bien enmarcada mi historia,
que algunos guarden memoria
del desdichado poeta
que giró como veleta,
mas al fin logró la gloria.
Es mi lema conocido,
¡nada que ver con la suerte!
Que a todos llega la muerte
es algo ya muy sabido.
Pero no tiene sentido
vivir tan sólo unos años,
repletos de desengaños,
para no dejar constancia
de escribir con elegancia.
¡Lo demás, son todo engaños!