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La carta de un buen hijo - El villano en su rincón

Anteayer leí en EL MUNDO. ES, la versión digital de dicho diario, una carta que uno de los hijos de don José Antonio Griñán publicó en Facebook y en la que afirmaba creer en la total inocencia de su padre, que éste no se había llevado un solo euro.

Esta postura le honra como hijo, pero hay defensas que por más heroicas y admirables que sean no dejan de ser absurdas.

Como hace días conté, conocí a Pepe – así le llamaban todos – Griñán en el Hipódromo de la Zarzuela. Mi amistad no era con él sino con unos familiares suyos muy allegados.

A él solamente le saludaba en ocasiones, me pareció un hombre muy afable y únicamente supe que era Inspector de Trabajo y que ejercía en Sevilla. Nada más. Si estaba casado, divorciado o viudo no me preocupó para nada.

Al joven que escribe esta carta seguramente le conocí siendo un chavalín, pero tampoco estoy seguro ni podría identificarle porque a veces vi a algún niño junto a Pepe pero no me interesé por si era hijo suyo, sobrino o lo que fuese.

Pero, con el máximo respeto, voy a responderle con una pregunta como si fuese gallego a este muchacho al cual ya digo que admiro por su cariño filial:

- ¿Tú has vivido igual cuando tu padre era un simple Inspector de Trabajo que cuando fue Ministro en dos ocasiones y luego Presidente de la Junta de Andalucía? Apuesto a que no. -.

Tu padre y yo tenemos la misma edad. Es más, ambos nacimos en junio de 1946. Él se educó con unos Religiosos y yo con otros de diferente Orden. Él se licenció en Derecho, según la Wikipedia - lo cual no voy a averiguar si es cierto o no porque en 1970, cuando los dos teníamos 23 años, no creo que fuese necesaria una Licenciatura para aprobar la oposición a Inspector Técnico de Trabajo – pero es posible que sea cierto.

Pero de lo que no hay duda es de que para lograr tal cargo tuvo que aprobar una oposición, al igual que yo aprobé otra de distinta clase. Para ser Ministro en dos ocasiones, Consejero de no sé qué en una, Vicepresidente de la Junta de Andalucía en una, Presidente de la misma en otra y Presidente del PSOE hasta hace dos años no creo que tuviese que aprobar ninguna.

- Son cosas de la Política. -. Afirmas. De esa misma Política que le ha catapultado a tener una carrera meteórica sin tener más méritos, no me cabe duda, que el amiguismo. Porque de su valía intelectual y personal no voy a dudar si es similar a la de ese familiar tan allegado a él al que menciono. Pero mientras uno eligió una profesión y llegó en ella seguramente al máximo que podía tu señor padre se dedicó – a la vez que ejercía la suya – a medrar a base de hacer conocimientos.

Me enseñaron de muy joven que si firmaba una carta mecanografiada por una de mis secretarias y en ella había un error la culpa no era de la mecanógrafa sino mía por haberla formado sin cerciorarme antes de que todo estuviera correcto. Si a tu padre le han involucrado en el tema de los E.R.E. sin estar al tanto de ello la culpa puede ser de otros pero principalmente suya por no haber sido precavido y haber exigido antes las cuentas.

Como verás, soy benevolente con él por el aprecio que siento hacia vuestra familia. ¿Pero crees realmente que un fiscal va a solicitar una pena como la que pide sin tener el menor fundamento, por capricho? Te volveré a hacer la pregunta: - ¿Tú has vivido igual siendo hijo de quien eras que si tu padre hubiera continuado en su trabajo de Inspector en el Ministerio? -.

Si me respondes que sí ya no sabré qué decirte, si es que eres un ingenuo o un gran mentiroso.

Le deseo lo mejor a tu padre, quien no creo que llegue a ingresar en presidio si finalmente es condenado, pero hazme un favor: - Dile que devuelva el dinero y que obligue a hacer lo mismo a los demás que se lo han llevado.-.

Un saludo cordial.
 

José Luis Blázquez

JURADO - MODERADOR de los Foros de Poética Clásica
Con ese lenguaje tan ágil y ameno con el que creas tus escritos, nos relatas en esta ocasión una realidad incuestionable, por mucho que en este país se siga al pie de la letra lo de la "presunción de inocencia". Yo me pregunto a veces cuánto se podrían bajar los impuestos si la clase política no malgastara nuestro dinero ni se lo llevara impunemente, como en muchas ocasiones sucede.

Un abrazo.
 
La presunción de inocencia debe aplicar únicamente a algunos privilegiados, porque he visto moler a palos a un infeliz que tomó un bollo de un supermercado, tendría hambre digo yo, se lo comió y la cámara lo captó.
A ese muchacho no le aplicaron dicha presunción, tenían la prueba de la cámara. ¿Y por qué no se implantaron cámaras en los despachos de muchos que se sabía que manejaban mucho dinero?
In dubio pro reo, ya... Cuando el reo es poderoso. Cuando es un muerto de hambre ni dubio ni narices. :)
¿Cuántos cubatas se habrá bebido el muchacho que firma esa carta por el hecho se ser hijo de quien es? Más que los míos, seguro.
Gracias y abrazos.
Francisco
 

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