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La casa en el cementerio

LA CASA EN EL CEMENTERIO
No tenía nada para hacer. Le dije a mi madre, vamos a la casa de tu hermana- ella me respondió- buena idea, tengo tiempo que no la veo. La casa de tu tía es muy lejos, pero no nos va importar la distancia. Después de muchas horas de viajar por fin, Llegamos a la casa de los parientes. Nos recibieron con Besos, abrazos y todo el cariño del mundo. Conversamos hasta cansarnos, en medio de la parrafada, la tía nos contó que la casa era construida en un cementerio; ella se dio cuenta porque ocurrían cosas extrañas. Después nos fuimos a dormir...
Cuando los ojos querían cerrarse, escuchamos cadenas arrastrando por el terreno, comenzamos a templar como un perro cuando tiene frío. Al día siguiente la tía nos enseño ordenar unas cabras porque era costumbre tomar leche de mañana; también fuimos a conocer la ciudad para comprar artesanía; para olvidar la charla del cementerio. Cuando llegamos a la casa para almorzar, se movía la puerta de la cocina, otras veces, las cortinas. Le pregunté a la tía, siempre sucede eso o de vez en cuando- ella respondió- a veces sucede, lo dijo eso, para no espantarnos.
Siempre que nos acostábamos, se escuchaban cadenas y piedras haciendo mucho barullo, en el solar y arriba de la casa. Le pregunté a mi mamá- has oído -sí. Nos levantamos para ver que era, y no veíamos nada ¡Qué extraño! Cuando nos acostábamos para dormir, oíamos las pisadas fuertes con cadenas. Charlando con los primos, ellos dicen que ya se habían acostumbrado a esos ruidos fuertes de noche. Mi tía y mi mamá son católicas hacían oraciones en la iglesia, hasta contaron al cura lo que estaba pasando. Al día siguiente, él hizo una limpieza espiritual en todo el terreno, pero ni así, los espíritus se fueron.
Un día estaba leyendo un cuento en el sillón, sentí un escalofrío en el cuerpo que hasta los pelos bailaron, mi mamá me vio, me dijo que te pasa hijo, parece que viste al diablo- le respondí- casi eso. Le dije hazme una oración en la cabeza o pásame energías positivas- ella me contestó- sí como no, quiero que duermas bien. La tía estaba viniendo a verme- le pregunté - ¿Crees en la vida después de la muerte? No sé, pero que existe algo, más allá de nuestra comprensión y que la ciencia no explica en detalle. Mira, sobrino, esta casa la he querido vender, pero nadie la ha querido comprar, por eso, estoy con ella hasta ahora.
Otro día estaba en el ordenador viendo los correos electrónicos, de pronto, la pantalla se puso oscura, después se volvía normal, “me pregunté nunca me sucedió esto, esta casa está asombrada”. Le dije- a mi tía- manda a exorcizar esta mansión o ustedes van quedar locos, sí mañana voy hablar con el sacerdote, para juntar varios para irse de una vez los espíritus. Ellos venían preparados con un montón de cruces, agua bendita, padre nuestro en latín y reza fuerte, nosotros también los juntamos a ellos, lo hicieron por tres días. Después de eso, dormimos en paz toda la familia. Mi tía era poeta y de alegría terminó con una poesía corta.
La casa era, buitres volando,
en la hiedra del silencio,
un solar en soledad
Pero con mucha tranquilidad.
La casa era hilos de nubes negras
que sostiene los misterios
pero con los valientes de Dios
Las prisiones acabaron.
Mi mamá dijo para la tía, no sabía que recitabas tan bonito, yo también no sabía. Lo bueno que los espíritus se fueron. Ahora acabo el asueto, tenemos que volver.
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
LA CASA EN EL CEMENTERIO
No tenía nada para hacer. Le dije a mi madre, vamos a la casa de tu hermana- ella me respondió- buena idea, tengo tiempo que no la veo. La casa de tu tía es muy lejos, pero no nos va importar la distancia. Después de muchas horas de viajar por fin, Llegamos a la casa de los parientes. Nos recibieron con Besos, abrazos y todo el cariño del mundo. Conversamos hasta cansarnos, en medio de la parrafada, la tía nos contó que la casa era construida en un cementerio; ella se dio cuenta porque ocurrían cosas extrañas. Después nos fuimos a dormir...
Cuando los ojos querían cerrarse, escuchamos cadenas arrastrando por el terreno, comenzamos a templar como un perro cuando tiene frío. Al día siguiente la tía nos enseño ordenar unas cabras porque era costumbre tomar leche de mañana; también fuimos a conocer la ciudad para comprar artesanía; para olvidar la charla del cementerio. Cuando llegamos a la casa para almorzar, se movía la puerta de la cocina, otras veces, las cortinas. Le pregunté a la tía, siempre sucede eso o de vez en cuando- ella respondió- a veces sucede, lo dijo eso, para no espantarnos.
Siempre que nos acostábamos, se escuchaban cadenas y piedras haciendo mucho barullo, en el solar y arriba de la casa. Le pregunté a mi mamá- has oído -sí. Nos levantamos para ver que era, y no veíamos nada ¡Qué extraño! Cuando nos acostábamos para dormir, oíamos las pisadas fuertes con cadenas. Charlando con los primos, ellos dicen que ya se habían acostumbrado a esos ruidos fuertes de noche. Mi tía y mi mamá son católicas hacían oraciones en la iglesia, hasta contaron al cura lo que estaba pasando. Al día siguiente, él hizo una limpieza espiritual en todo el terreno, pero ni así, los espíritus se fueron.
Un día estaba leyendo un cuento en el sillón, sentí un escalofrío en el cuerpo que hasta los pelos bailaron, mi mamá me vio, me dijo que te pasa hijo, parece que viste al diablo- le respondí- casi eso. Le dije hazme una oración en la cabeza o pásame energías positivas- ella me contestó- sí como no, quiero que duermas bien. La tía estaba viniendo a verme- le pregunté - ¿Crees en la vida después de la muerte? No sé, pero que existe algo, más allá de nuestra comprensión y que la ciencia no explica en detalle. Mira, sobrino, esta casa la he querido vender, pero nadie la ha querido comprar, por eso, estoy con ella hasta ahora.
Otro día estaba en el ordenador viendo los correos electrónicos, de pronto, la pantalla se puso oscura, después se volvía normal, “me pregunté nunca me sucedió esto, esta casa está asombrada”. Le dije- a mi tía- manda a exorcizar esta mansión o ustedes van quedar locos, sí mañana voy hablar con el sacerdote, para juntar varios para irse de una vez los espíritus. Ellos venían preparados con un montón de cruces, agua bendita, padre nuestro en latín y reza fuerte, nosotros también los juntamos a ellos, lo hicieron por tres días. Después de eso, dormimos en paz toda la familia. Mi tía era poeta y de alegría terminó con una poesía corta.
La casa era, buitres volando,
en la hiedra del silencio,
un solar en soledad
Pero con mucha tranquilidad.
La casa era hilos de nubes negras
que sostiene los misterios
pero con los valientes de Dios
Las prisiones acabaron.
Mi mamá dijo para la tía, no sabía que recitabas tan bonito, yo también no sabía. Lo bueno que los espíritus se fueron. Ahora acabo el asueto, tenemos que volver.

Gonzalo que buena historia me gusto mucho un gran misterio que eriza la piel,mas cunado te agarra leyendo la historia a las 4 de la madrugada y sola mientras todos duermen en la casa,esta muy pero muy buena,gracias por compartir,un beso grande.
 
Un excelente trabajo, muy bien llevado con su dosis de misterio y miedo, muy fluida y atrapante. Felicitaciones poeta Gonzalo por este magnífica obra, se le saluda atte.
 

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