cocuzza3105
Miembro Conocido
LA DOCENTE
Señora en edad madura
pero aún no jubilada,
quizás próxima camada;
Y por eso ella labura
doble turno… ¡Caradura!
Se dedica a la docencia
y no tiene competencia,
los alumnos no la quieren
porque sus palabras hieren
cuando grita sin clemencia.
Ella vive con apuros,
con horarios divididos,
y sus tiempos oprimidos
le hace modos inseguros
que se ven un tanto oscuros.
La paciencia la perdió,
hace tiempo no la vio
que pasase cerca suyo,
y por eso en su murmullo…
su alarido escapó.
Del colegio a su casa,
de su casa al colegio,
ella dice: _ ¡Todo regio!
Pero no es lo que le pasa,
la angustia la abraza
y su humor le va cambiando,
entre tanto, rezongando
que no puede hacer las cosas
que califica imperiosas
porque el tiempo va pasando.
Por su prisa una mañana
que debía ir al trabajo,
al reloj mandó al carajo,
porque muda la campana
no sonó la muy insana;
Se vistió con falda ancha,
y en su apremio, la muy chancha,
no encontró a los calzones
que olvidó, por mil razones,
de ponerse… ni con mancha.
Así fue a dar su clase
a ese grupo adolescente,
y al estar allí presente,
amables dijeron: ¡Pase!
Pero nada la complace.
Al sentarse en la silla
resbaló por su orilla,
y cayó como un plomo
dando al suelo con su lomo,
y una pierna a la barbilla.
Carcajadas comenzaron
a estallar entre los chicos,
pero no por los añicos
que a la silla le quedaron
o al aire explotaron;
Es que entre ellos, el más chulo,
expresó sin disimulo
cuando al suelo ella cayó
y las patas levantó…
¡¡Miren!! ¡¡Se le ve hasta el culo!!
Ángel César Cocuzza.
Señora en edad madura
pero aún no jubilada,
quizás próxima camada;
Y por eso ella labura
doble turno… ¡Caradura!
Se dedica a la docencia
y no tiene competencia,
los alumnos no la quieren
porque sus palabras hieren
cuando grita sin clemencia.
Ella vive con apuros,
con horarios divididos,
y sus tiempos oprimidos
le hace modos inseguros
que se ven un tanto oscuros.
La paciencia la perdió,
hace tiempo no la vio
que pasase cerca suyo,
y por eso en su murmullo…
su alarido escapó.
Del colegio a su casa,
de su casa al colegio,
ella dice: _ ¡Todo regio!
Pero no es lo que le pasa,
la angustia la abraza
y su humor le va cambiando,
entre tanto, rezongando
que no puede hacer las cosas
que califica imperiosas
porque el tiempo va pasando.
Por su prisa una mañana
que debía ir al trabajo,
al reloj mandó al carajo,
porque muda la campana
no sonó la muy insana;
Se vistió con falda ancha,
y en su apremio, la muy chancha,
no encontró a los calzones
que olvidó, por mil razones,
de ponerse… ni con mancha.
Así fue a dar su clase
a ese grupo adolescente,
y al estar allí presente,
amables dijeron: ¡Pase!
Pero nada la complace.
Al sentarse en la silla
resbaló por su orilla,
y cayó como un plomo
dando al suelo con su lomo,
y una pierna a la barbilla.
Carcajadas comenzaron
a estallar entre los chicos,
pero no por los añicos
que a la silla le quedaron
o al aire explotaron;
Es que entre ellos, el más chulo,
expresó sin disimulo
cuando al suelo ella cayó
y las patas levantó…
¡¡Miren!! ¡¡Se le ve hasta el culo!!
Ángel César Cocuzza.