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La flor y la estrella




Era un hermoso jardín con cerca al frente, y al fondo se divisaba una enorme y bella residencia. Denotaba que sus moradores eran gente de mucho dinero.
Entre la cerca del frente y verja lateral se encontraba el gran jardín, y al fondo se hallaba un montón de piedra volcánica semejando una pequeña loma. Entre las grietas de éstas nació una flor de gran belleza, casi oculta por la posición en que se encontraba, sin embargo era la flor más bella de todo el jardín en el cual crecían una variada y enorme cantidad de hermosas flores.
Cuando esta flor se dio cuenta que era más bella –y por mucho- que las demás que se encontraban un poco más abajo de donde ella estaba, su orgullo creció desmedidamente.
Por la noche, mirando hacía el cielo Dijo; -Entre ustedes, tantas bellas estrellas ¿existe alguna que iguale mi belleza? ¿Han escuchado lo que dice la gente que pasa por fuera? Señalándome dicen que soy la flor más bella de todo el jardín, que mi belleza es digna de lucir en la mano del rey más poderoso del mundo. Además –dijo con una sonrisa de autosuficiencia-, aún la más bella de ustedes está demasiado lejos para ser acariciada por los hombres. Y yo estoy al alcance de su mano para ser acariciada, admirada. Amén de poderles brindar la suavidad de mis pétalos, les deleito el olfato con el más bello aroma que jamás hayan percibido. Y son muy pocos los hombres que admiran su belleza, más ninguno puede palparla.
Una gran nube cerro el cielo impidiéndole a la bella flor seguir hablando a las estrellas. Erróneamente ésta pensó que se habían ocultado llenas de envidia.

Necesito una flor –dijo el señor de la casa al jardinero- Búscame entre todas estas bellas flores la más hermosa, para lucirla en mi frac esta noche.
Alcanzando a escuchar esto la bella flor, y sabiendo que se encontraba en un lugar donde era difícil de ser vista, pensaba para sí –Si el jardinero se acercara a este lugar se ahorraría mucho tiempo, ya que en seguida se daría cuenta que difícilmente encontraría otra flor más hermosa que yo- En realidad estaba celosa que otra flor ocupara el lugar que pensaba le correspondía a ella.
El jardinero dudaba. Entre tantas bellas flores era difícil decidirse por alguna de ellas. De pronto percibió un exquisito aroma –Ese precioso aroma solo puede ser emitido por una flor de belleza excepcional. Si la encuentro, estoy seguro será la flor más hermosa entre todas.
Y guiándose por el aroma la encontró, ya que la hermosa flor se esforzaba en emitir su exquisito perfume con gran ahínco.

Ya por la noche, en la solapa del frac del señor la flor se sentía muy importante, diciéndose para sí –Este es el lugar que me corresponde. Luciendo en la más fina seda del mundo, siendo admirada por lo más selecto de la sociedad, acariciada por las más finas manos y la causa de la envidia de los demás para con el señor.
Transcurridas algunas horas y ya acabada la fiesta, el señor se quitó la flor de la solapa y la dejo en el dintel de la ventana.
La bella flor, después de ser acariciada y manoseada por muchas manos a causa de la admiración que había despertado, ahora se encontraba ajada, casi marchita. Y sin darse cuenta de ello, dirigiéndose a las estrellas dijo -¿Se dieron cuenta? Fui la admiración de la fiesta. Cada persona que se acercó al señor me acaricio y reconoció que soy la más bella flor que hayan visto. ¿Alguna de ustedes es más bella que yo?- Pregunto con soberbia
Una estrella suspiró al tiempo que dejaba caer una lágrima sobre la flor.
¡Sólo esto me faltaba! –Dijo la flor con ira- Primero se esconden cuando reconocen que no hay entre ustedes alguna más bella que yo. ¡y ahora! ¡Hasta lágrimas!
Lloro por ti –dijo la estrella- Tu soberbia te ciega, tu orgullo te enaltece y no te deja conocer la verdad.
Es cierto, eras la más bella flor entre todas las flores. También es cierto que las más hermosa de nosotras se encuentra demasiado lejos de la mano del hombre. Pero te equivocas al pensar que no haya quién nos acaricie, que no haya quien admire nuestra belleza.
Hay muchos hombres, quienes por amor y con imaginación nos obsequian a su amada, quien por amor nos acoge en su seno y nos acaricia y admira nuestra belleza.
Y hay algo más. Nuestra belleza es casi eterna, porque aún después de muertas, nuestra luz y belleza sigue llegando durante mucho tiempo a los hombres.
Lloro por que tu soberbia te llevó a una muerte prematura. Porque mientras tú feneces, las demás seguirán viviendo, cuando tú ¿ya te miraste? Ya estas marchita, casi muerta. Y lloro porque mañana los hombres ya no se acordaran de ti.
¡Bah…! ¡Pura envidia! –dijo la flor, mirándose en el reflejo del cristal de la ventana con afán narcisista. No pudo decir nada más… y uno a uno fueron desprendiéndose sus pétalos marchitos.

 

Adjuntos

MARIPOSA NEGRA

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excelente historia Ruben, la belleza física no lo es todo, al contrario es algo caduco que nos puede dar satisfacción al recibir alagos y mimos, al grado de cegarnos y llenarnos de soberbia, pero tarde o temprano termina, en cambio la belleza interna no tiene fin, puede aumentar incluso a medida que la sabemos valorar en los demás, tengo una duda, ¿escribes en otro foro? de cualquier forma es un placer enorme leerte, besos
 
Mariposa Negra, muchas gracias por tus comentarios a mis letras. Respondiendo a tu pregunta si, inicie en otro en el cual solo subi tres o cuatro poesias. Y te dirè no me gustò pues parece que nadie visita nadie y no hay comentarios ni para bien ni para mal, Aunque contiene grandes Poesias. Encontre este, los empece a leer encontrando que todos son muy buenos poetas me dije "de aquì soy" y creo que no me equivoquè pue he aprendiddo mucho. Soy de las personas que las crìticas negativas y/o destructivas las convierto en lecciones y las positivas me inducen a seguir. De nuevo muchas gracias. Un fuerte abrazo.
 

Cisne

Moderadora del Foro Impresionismo y Expresionismo,



Era un hermoso jardín con cerca al frente, y al fondo se divisaba una enorme y bella residencia. Denotaba que sus moradores eran gente de mucho dinero.
Entre la cerca del frente y verja lateral se encontraba el gran jardín, y al fondo se hallaba un montón de piedra volcánica semejando una pequeña loma. Entre las grietas de éstas nació una flor de gran belleza, casi oculta por la posición en que se encontraba, sin embargo era la flor más bella de todo el jardín en el cual crecían una variada y enorme cantidad de hermosas flores.
Cuando esta flor se dio cuenta que era más bella –y por mucho- que las demás que se encontraban un poco más abajo de donde ella estaba, su orgullo creció desmedidamente.
Por la noche, mirando hacía el cielo Dijo; -Entre ustedes, tantas bellas estrellas ¿existe alguna que iguale mi belleza? ¿Han escuchado lo que dice la gente que pasa por fuera? Señalándome dicen que soy la flor más bella de todo el jardín, que mi belleza es digna de lucir en la mano del rey más poderoso del mundo. Además –dijo con una sonrisa de autosuficiencia-, aún la más bella de ustedes está demasiado lejos para ser acariciada por los hombres. Y yo estoy al alcance de su mano para ser acariciada, admirada. Amén de poderles brindar la suavidad de mis pétalos, les deleito el olfato con el más bello aroma que jamás hayan percibido. Y son muy pocos los hombres que admiran su belleza, más ninguno puede palparla.
Una gran nube cerro el cielo impidiéndole a la bella flor seguir hablando a las estrellas. Erróneamente ésta pensó que se habían ocultado llenas de envidia.

Necesito una flor –dijo el señor de la casa al jardinero- Búscame entre todas estas bellas flores la más hermosa, para lucirla en mi frac esta noche.
Alcanzando a escuchar esto la bella flor, y sabiendo que se encontraba en un lugar donde era difícil de ser vista, pensaba para sí –Si el jardinero se acercara a este lugar se ahorraría mucho tiempo, ya que en seguida se daría cuenta que difícilmente encontraría otra flor más hermosa que yo- En realidad estaba celosa que otra flor ocupara el lugar que pensaba le correspondía a ella.
El jardinero dudaba. Entre tantas bellas flores era difícil decidirse por alguna de ellas. De pronto percibió un exquisito aroma –Ese precioso aroma solo puede ser emitido por una flor de belleza excepcional. Si la encuentro, estoy seguro será la flor más hermosa entre todas.
Y guiándose por el aroma la encontró, ya que la hermosa flor se esforzaba en emitir su exquisito perfume con gran ahínco.

Ya por la noche, en la solapa del frac del señor la flor se sentía muy importante, diciéndose para sí –Este es el lugar que me corresponde. Luciendo en la más fina seda del mundo, siendo admirada por lo más selecto de la sociedad, acariciada por las más finas manos y la causa de la envidia de los demás para con el señor.
Transcurridas algunas horas y ya acabada la fiesta, el señor se quitó la flor de la solapa y la dejo en el dintel de la ventana.
La bella flor, después de ser acariciada y manoseada por muchas manos a causa de la admiración que había despertado, ahora se encontraba ajada, casi marchita. Y sin darse cuenta de ello, dirigiéndose a las estrellas dijo -¿Se dieron cuenta? Fui la admiración de la fiesta. Cada persona que se acercó al señor me acaricio y reconoció que soy la más bella flor que hayan visto. ¿Alguna de ustedes es más bella que yo?- Pregunto con soberbia
Una estrella suspiró al tiempo que dejaba caer una lágrima sobre la flor.
¡Sólo esto me faltaba! –Dijo la flor con ira- Primero se esconden cuando reconocen que no hay entre ustedes alguna más bella que yo. ¡y ahora! ¡Hasta lágrimas!
Lloro por ti –dijo la estrella- Tu soberbia te ciega, tu orgullo te enaltece y no te deja conocer la verdad.
Es cierto, eras la más bella flor entre todas las flores. También es cierto que las más hermosa de nosotras se encuentra demasiado lejos de la mano del hombre. Pero te equivocas al pensar que no haya quién nos acaricie, que no haya quien admire nuestra belleza.
Hay muchos hombres, quienes por amor y con imaginación nos obsequian a su amada, quien por amor nos acoge en su seno y nos acaricia y admira nuestra belleza.
Y hay algo más. Nuestra belleza es casi eterna, porque aún después de muertas, nuestra luz y belleza sigue llegando durante mucho tiempo a los hombres.
Lloro por que tu soberbia te llevó a una muerte prematura. Porque mientras tú feneces, las demás seguirán viviendo, cuando tú ¿ya te miraste? Ya estas marchita, casi muerta. Y lloro porque mañana los hombres ya no se acordaran de ti.
¡Bah…! ¡Pura envidia! –dijo la flor, mirándose en el reflejo del cristal de la ventana con afán narcisista. No pudo decir nada más… y uno a uno fueron desprendiéndose sus pétalos marchitos.


Rubén
De principio a fin esta prosa me ha enganchado, pienso en que la belleza física es un pasaporte para la admiración y elogios de los demás pero lo más importante son las virtudes que yacen en el fondo de cada persona y que hacen que se torna en perdurable.
Gracias por compartirnos tu talento y llevarnos a la reflexión.
Un abrazo con cariño.
Ana
 

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