• Sabías que puedes registrarte o ingresar a tu cuenta directamente desde facebook con el botón de facebook en la parte superior de la página?

La limosna

Aquel pedazo de carne
en un ataúd echado
me dijeron varias veces
que era el cuerpo de mi hermano.
- ¡Que no, que no me lo creo! -,
grité fuerte, envuelto en llanto.
Que aunque los hombres no lloran,
¡vaya si lloran y en ato!
Sin pudor, muy poco tuve,
con un sabor bien amargo,
las lágrimas me corrían
de los ojos a mis labios.
Probé su gusto salino
y me di de cabezazos
contra el cristal de la cámara,
por si lograba hacer algo
por revivirle de nuevo
y a Dios le pedí un milagro.
Pero o grité poco fuerte,
o mi tono fue muy bajo
pues no le volví a la vida
como Cristo hizo con Lázaro.
Misterio es el de la muerte
olvidado por los sabios,
ya mueres cuando se nace
aunque vaya para largo.
¡Y mira que me lo dijo:
- ¡No escribas un epitafio! -.
Mas claro que lo escribí,
en eso no le hice caso.
Hoy su cuerpo son cenizas,
no considero un agravio
que se queme a nuestros muertos,
mucho mejor que enterrarlos.
¿Y con quién hablo yo ahora?
- ¿Viste ayer qué partidazo?
¡Ojalá y gane tu Atleti!
¡Di que sí, que son muy machos! -.
Y hasta aquí llegó el romance,
pero como son cristianos
les pido para unas Misas...
Mis versos regalo a cambio.
 

José Luis Blázquez

JURADO - MODERADOR de los Foros de Poética Clásica
Un romance de Antología, Francisco: lástima que el motivo que te ha inspirado a escribirlo haya sido la pérdida de tu querido hermano.

Un abrazo.
 
En efecto, ésa es la lástima, querido José Luis.
Personas como él, honrado a carta cabal, generoso y valiente, no se debían morir nunca dejándonos aquí a la pandilla de sinvergüenzas que nos gobiernan o que pretenden gobernarnos. Pero debe ser cierto eso de que Dios quiere consigo a los mejores, porque si no es incomprensible.
Muchas gracias, amigo.
Un afectuoso abrazo.
Francisco
 

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Aquel pedazo de carne

en un ataúd echado
me dijeron varias veces
que era el cuerpo de mi hermano.
- ¡Que no, que no me lo creo! -,

grité fuerte, envuelto en llanto.

Que aunque los hombres no lloran,
¡vaya si lloran y en ato!
Sin pudor, muy poco tuve,
con un sabor bien amargo,
las lágrimas me corrían
de los ojos a mis labios.

Probé su gusto salino
y me di de cabezazos
contra el cristal de la cámara,
por si lograba hacer algo
por revivirle de nuevo
y a Dios le pedí un milagro.
Pero o grité poco fuerte,
o mi tono fue muy bajo
pues no le volví a la vida
como Cristo hizo con Lázaro.
Misterio es el de la muerte
olvidado por los sabios,
ya mueres cuando se nace
aunque vaya para largo.
¡Y mira que me lo dijo:

- ¡No escribas un epitafio! -.
Mas claro que lo escribí,
en eso no le hice caso.
Hoy su cuerpo son cenizas,
no considero un agravio
que se queme a nuestros muertos,
mucho mejor que enterrarlos.
¿Y con quién hablo yo ahora?
- ¿Viste ayer qué partidazo?
¡Ojalá y gane tu Atleti!
¡Di que sí, que son muy machos! -.

Y hasta aquí llegó el romance,

pero como son cristianos
les pido para unas Misas...
Mis versos regalo a cambio.

El dolor de la pérdida se trasmite en tus versos que son hermosos pero que conllevan mucha nostalgia y melancolía,un placer leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 

RADIO EN VIVO

Donar

Versos Compartidos en Facebook

Arriba