María del Mar Ponce López
Moderadora de Prosas Compartiendo Tristezas
LA SANGRE PERDIÓ EL ALMA
Entre gotas de amargura,
en la triste madrugada,
perdí la rosa más bella
bajo la luna de plata,
con el viento de la noche
y el latir de la mañana.
Desde entonces los cipreses
se vistieron con la blanca,
nítida, pura expresión
de una tristeza que amarga,
porque desde aquel momento
la vida me dió la espalda,
supe que el tiempo era oro
entre el calor y la escarcha,
soñé, busqué, me perdí
y nunca encontré su cara.
El árbol perdió su fruto
y la sangre perdió el alma.
María del Mar Ponce López
Reservados derechos de autor
Entre gotas de amargura,
en la triste madrugada,
perdí la rosa más bella
bajo la luna de plata,
con el viento de la noche
y el latir de la mañana.
Desde entonces los cipreses
se vistieron con la blanca,
nítida, pura expresión
de una tristeza que amarga,
porque desde aquel momento
la vida me dió la espalda,
supe que el tiempo era oro
entre el calor y la escarcha,
soñé, busqué, me perdí
y nunca encontré su cara.
El árbol perdió su fruto
y la sangre perdió el alma.
María del Mar Ponce López
Reservados derechos de autor