Giovanni Libero
Miembro Conocido
LA VIDA, COMO EL TIEMPO, NO LA DETIENES.
RECÓRRELA CON PERSEVERANCIA
Mi papá me cuenta que mi abuelo tuvo 4 hijos.
Buscó en nosotros que aprendiéramos a no tener opinión de las cosas en forma acelerada.
Se las ingenió, Armó su plan de tal manera de que cada uno fuésemos en distintas estaciones, uno en Invierno otro en Verano, y así los otros dos en Otoño y en Primavera,
Así lo llevó a cabo, a cada uno de nosotros por turnos nos fue enviando, y nos pidió que observáramos la plantación y grabáramos en nuestras mentes lo que veíamos y lo analizáramos cuidadosamente.
Al finalizar, y el abuelo había cumplido con su cometido, nos llamó. Nos reunimos a su alrededor, y nos pidió a cada uno de nosotros que describiéramos lo que habíamos visto y sentido.
El primero que hablo fue el mayor, relató que al ver la plantación de frutales, sintió una horrible sensación con árboles doblados y retorcidos. En su interior en su mente se dibujaba una imagen de frustración.
El segundo experimentó una sensación de alegría y que su respiración estaba cargada con aire puro y perfumado abriendo su pecho con muchos deseos de ver tocarlos. Una situación que lo invitaba a quedarse sentado y seguir observando el paisaje. Quería grabar en su memoria lo que a su alrededor podía ver. Todos los arboles comenzaban a florecer y se veían con nitidez sus brotes verdes, una hermosa sensación invadía su interior. Fue esperanzador y gran deseo de vivir y disfrutar cada instante.
Luego continuó el tercer hijo: Manifestó que no estaba de acuerdo con ninguno de sus dos hermanos. Dijo que todos los arboles ya estaban cargado de flores, era algo que jamás había visto. Había quedado extasiado por lo que vio, además agregó que jamás había sentido esa sensación de amor y paz que disfrutó de tan bello paisaje que ante sus ojos la naturaleza exponía. Los frutales lo rodeaban y podía sentir un aroma fresco y dulce
El último de los hijos, también manifestó que tampoco estaba de acuerdo con lo que habían manifestado por sus hermanos. Él al llegar al lugar observó que los frutales estaban llenos de vida con sus frutos maduros listos para ser cosechados. Y probó uno de esos frutos, gustosos, muy rico dulce y perfumado, se sintió muy alegre lleno de vida y con mucha satisfacción. Una enorme energía con gran vitalidad corrió por sus venas, fue algo indescriptible que no se puede expresar en palabras, sino se siente, queda en ti es algo que se graba y no lo puedes borrar, ya que aún así lo sentía.
Entonces el abuelo, nos explicó a los cuatro que todos teníamos la razón, porque ellos solo habían visto era una parte de la vida que a cada árbol le toca vivir en cada estación.
El abuelo, con voz lenta y casi quebrada, nos dijo a todos que no debemos juzgar a un árbol, o a una persona, por solo ver una de sus temporadas. Que la esencia de lo que son, el placer, regocijo y amor que viene con la vida puede ser solo medida al final, cuando todas las estaciones han pasado.
Si ustedes se dan por vencido en el invierno, habrán perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano, y la satisfacción del otoño.
No dejen que el dolor de una estación destruya la dicha del resto.
No juzguen a la vida por solo una estación difícil.
Aguanten con valor las dificultades y malas rachas porque luego disfrutarán de los buenos tiempos.
Espero hijos que tengan en sus mentes siempre presente esta experiencia y les ayude a transitar por la vida, con amor, paz, y que nunca pierdan la FE.
Giovanni libero
Argentina ©
Derechos de autor registrados ®
RECÓRRELA CON PERSEVERANCIA
Mi papá me cuenta que mi abuelo tuvo 4 hijos.
Buscó en nosotros que aprendiéramos a no tener opinión de las cosas en forma acelerada.
Se las ingenió, Armó su plan de tal manera de que cada uno fuésemos en distintas estaciones, uno en Invierno otro en Verano, y así los otros dos en Otoño y en Primavera,
Así lo llevó a cabo, a cada uno de nosotros por turnos nos fue enviando, y nos pidió que observáramos la plantación y grabáramos en nuestras mentes lo que veíamos y lo analizáramos cuidadosamente.
Al finalizar, y el abuelo había cumplido con su cometido, nos llamó. Nos reunimos a su alrededor, y nos pidió a cada uno de nosotros que describiéramos lo que habíamos visto y sentido.
El primero que hablo fue el mayor, relató que al ver la plantación de frutales, sintió una horrible sensación con árboles doblados y retorcidos. En su interior en su mente se dibujaba una imagen de frustración.
El segundo experimentó una sensación de alegría y que su respiración estaba cargada con aire puro y perfumado abriendo su pecho con muchos deseos de ver tocarlos. Una situación que lo invitaba a quedarse sentado y seguir observando el paisaje. Quería grabar en su memoria lo que a su alrededor podía ver. Todos los arboles comenzaban a florecer y se veían con nitidez sus brotes verdes, una hermosa sensación invadía su interior. Fue esperanzador y gran deseo de vivir y disfrutar cada instante.
Luego continuó el tercer hijo: Manifestó que no estaba de acuerdo con ninguno de sus dos hermanos. Dijo que todos los arboles ya estaban cargado de flores, era algo que jamás había visto. Había quedado extasiado por lo que vio, además agregó que jamás había sentido esa sensación de amor y paz que disfrutó de tan bello paisaje que ante sus ojos la naturaleza exponía. Los frutales lo rodeaban y podía sentir un aroma fresco y dulce
El último de los hijos, también manifestó que tampoco estaba de acuerdo con lo que habían manifestado por sus hermanos. Él al llegar al lugar observó que los frutales estaban llenos de vida con sus frutos maduros listos para ser cosechados. Y probó uno de esos frutos, gustosos, muy rico dulce y perfumado, se sintió muy alegre lleno de vida y con mucha satisfacción. Una enorme energía con gran vitalidad corrió por sus venas, fue algo indescriptible que no se puede expresar en palabras, sino se siente, queda en ti es algo que se graba y no lo puedes borrar, ya que aún así lo sentía.
Entonces el abuelo, nos explicó a los cuatro que todos teníamos la razón, porque ellos solo habían visto era una parte de la vida que a cada árbol le toca vivir en cada estación.
El abuelo, con voz lenta y casi quebrada, nos dijo a todos que no debemos juzgar a un árbol, o a una persona, por solo ver una de sus temporadas. Que la esencia de lo que son, el placer, regocijo y amor que viene con la vida puede ser solo medida al final, cuando todas las estaciones han pasado.
Si ustedes se dan por vencido en el invierno, habrán perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano, y la satisfacción del otoño.
No dejen que el dolor de una estación destruya la dicha del resto.
No juzguen a la vida por solo una estación difícil.
Aguanten con valor las dificultades y malas rachas porque luego disfrutarán de los buenos tiempos.
Espero hijos que tengan en sus mentes siempre presente esta experiencia y les ayude a transitar por la vida, con amor, paz, y que nunca pierdan la FE.
Giovanni libero
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