Tus labios son de cristal, tan sabios:
el de arriba, un despejado cielo;
de bruñido mar el otro labio.
Cuando se besan y se funden, brillan
como dos lunas frías, transparentes,
en la mitad de una noche encendida.
Si hablan, las palabras se entrelazan
en la boca, tiernas, enamoradas,
como amapolas de vidrio abrazadas.
Cuando pasean al sol, derraman
una luz de diamante,suave y plena,
que al mirar deslumbra y embriaga.
Son de cristal puro, limpio y hondo,
copas rojas que invitan al sorbo
de cada segundo que tocan.
Al sonreír, susurran alegría,
una risa de notas cristalinas,
ligera, musical, siempre viva.
Y cuando subo hasta ellos,
por los senderos secretos del deseo,
dejo de ser mi mismo yo
y alcanzo la cumbre del amor.
el de arriba, un despejado cielo;
de bruñido mar el otro labio.
Cuando se besan y se funden, brillan
como dos lunas frías, transparentes,
en la mitad de una noche encendida.
Si hablan, las palabras se entrelazan
en la boca, tiernas, enamoradas,
como amapolas de vidrio abrazadas.
Cuando pasean al sol, derraman
una luz de diamante,suave y plena,
que al mirar deslumbra y embriaga.
Son de cristal puro, limpio y hondo,
copas rojas que invitan al sorbo
de cada segundo que tocan.
Al sonreír, susurran alegría,
una risa de notas cristalinas,
ligera, musical, siempre viva.
Y cuando subo hasta ellos,
por los senderos secretos del deseo,
dejo de ser mi mismo yo
y alcanzo la cumbre del amor.