Yaneth Hernández
Miembro Conocido
Te miras, atrapada en el espacio,
yo toco campanas
mientras, las mariposas
juegan con las sombras.
El cielo, destila goce
entre sus frutales luces,
el zumo de la tarde,
hace un cóctel de tus labios
y tu colina, amamantada
de perfume jubiloso,
pesca una canción
tan antigua, como mis varices.
Tus ojos, anuncian un ciclón
epicúreo, con estrellas madrileñas
y un par de besos,
que nacen de madréporas,
_ ramas, murmullos _
cuyos siseos lamen,
el desierto de tu espalda,
y de aquellos afanes
que dejaron la barca sin marea.
La arquitectura rítmica,
de tus caderas, se elevan
al otoño sin ceniza,
en un madrigal de sinfonía
clavada en las Antillas,
de mis venas.
Derechos reservados
yo toco campanas
mientras, las mariposas
juegan con las sombras.
El cielo, destila goce
entre sus frutales luces,
el zumo de la tarde,
hace un cóctel de tus labios
y tu colina, amamantada
de perfume jubiloso,
pesca una canción
tan antigua, como mis varices.
Tus ojos, anuncian un ciclón
epicúreo, con estrellas madrileñas
y un par de besos,
que nacen de madréporas,
_ ramas, murmullos _
cuyos siseos lamen,
el desierto de tu espalda,
y de aquellos afanes
que dejaron la barca sin marea.
La arquitectura rítmica,
de tus caderas, se elevan
al otoño sin ceniza,
en un madrigal de sinfonía
clavada en las Antillas,
de mis venas.
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