Víctor
Moderador de Poesía Jocosa
La noche tendió su manto
lleno de estrellas,
y estuve presto a mirarlas
con dicha plena.
Oteando sus rutilancias
la paz me llega;
vibrantes son sus candiles
que me consuelan.
Son chispas puras y claras,
tenues y bellas,
que imprimen alegorías
que en mí se hospedan.
Mi vena luego desprende
este poema,
en donde pongo los lampos
que ellas reflejan.
Noción extensa y preciosa
que en versos queda
al ver que le dan al cielo
magnificencia.
Mi mente va presurosa
hacia una de ellas
y planto mi pie en su estancia
con dicha intensa.
Y cuando estoy en su seno,
con paz serena,
hurgando brillos plateados,
veo a la tierra
que flota en el firmamento
con luz pequeña;
entonces el verso alado
de mi poema
exclama lleno de gusto:
¡Qué luz más bella!
lleno de estrellas,
y estuve presto a mirarlas
con dicha plena.
Oteando sus rutilancias
la paz me llega;
vibrantes son sus candiles
que me consuelan.
Son chispas puras y claras,
tenues y bellas,
que imprimen alegorías
que en mí se hospedan.
Mi vena luego desprende
este poema,
en donde pongo los lampos
que ellas reflejan.
Noción extensa y preciosa
que en versos queda
al ver que le dan al cielo
magnificencia.
Mi mente va presurosa
hacia una de ellas
y planto mi pie en su estancia
con dicha intensa.
Y cuando estoy en su seno,
con paz serena,
hurgando brillos plateados,
veo a la tierra
que flota en el firmamento
con luz pequeña;
entonces el verso alado
de mi poema
exclama lleno de gusto:
¡Qué luz más bella!