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Las vidas de Mauricio

Las vidas de Mauricio


Este muchacho de 34 años, inquieto, más bien casi eléctrico, disfrutaba de su trabajo como constructor y pintor. Se creía un gato, había tenido accidentes que a cualquiera le hubiesen costado la vida. Tres veces se había caído de andamios, dos veces en terapia intensiva por traumas en la cabeza y para colmo nunca olvidó su primer reto de niño cuando el dengue le perdonó la vida. Por eso decía que era un gato, que tenía 7 vidas y que era duro de pelar. No tenía familia, nunca se había casado y era huérfano casi desde que tenía uso de razón.

Un día llegó una inspección a la obra en que trabajaba. El ingeniero inspector era una bellízima trigueña que respondía casi linealmente al nombre de Linda.
Mauricio era el segundo al mando en la obra solo por su experiencia y ...claro... el Jefe de la obra no estaba.

Se presentó ante Linda y su mirada no tuvo donde ir sino al iris azulado de Linda....Quedó en shock. Por primera vez le tembló la mano, la voz y hasta las piernas.

Linda pidió reunirse en la oficina y a esa hora, ni las llaves aparecían y cuando las encontró, hasta trabajo le costó abrir la puerta.

Se sentaron en la esquina de la mesa y ella desplegó unos planos mientras le señalaba puntos de crítica codificación;... Pero Mauricio parecía anonadado. Su vista no salía desde los ojos a los labios de LInda, quien incómoda le replicó:

- Está aqui señor?, Entiende lo que le digo?
-Si, si claro- replicó él...Y a ésta altura no sabe porqué.

Linda comenzó a hablar por un rato y ni cuenta se dió Mauricio que la ingeniera recogía los planos y se marchaba.

- Gracias por venir, dijo él.

Linda tiró la puerta de mala gana sin responder.

No hubo más andamios, no despertó temprano a trabajar nunca más, no fue el inquieto trabajador jamás. Nunca tampoco volvió a ver a Linda; pero la última vez que lo ví, yacía recostado al mundo, aún con la misma mirada y el mismo embelezo.

Dicen que así murió, inerte sin comprender lo que le pasaba, sin diagnóstico alguno.

Cuando lo hallaron en su pequeño apartamento, solo lo rodeaban intentos de pintar el rostro de aquella mujer en miles de papeles, aquella que vió una vez en forma de amor y que acabó con su corazón y su ...7ma felina vida

Vampi

 
Última edición:

SANDRA BLANCO

Administradora - JURADO
Las vidas de Mauricio




Este muchacho de 34 años, inquieto, más bien casi eléctrico, disfrutaba de su trabajo como constructor y pintor.




Se creía un gato, había tenido accidentes que a cualquiera le hubiesen costado la vida. Tres veces se había caído de andamios, dos veces en terapia intensiva por traumas en la cabeza y para colmo nunca olvidó su primer reto de niño cuando el dengue le perdonó la vida.




Por eso decía que era un gato, que tenía 7 vidas y que era duro de pelar. No tenía familia, nunca se había casado y era huérfano casi desde que tenía uso de razón.




Un día llegó una inspección a la obra en que trabajaba.

El ingeniero inspector era una bellízima trigueña que respondía casi linealmente al nombre de Linda.




Mauricio era el segundo al mando en la obra solo por su experiencia y ...claro... el Jefe de la obra no estaba.




Se presentó ante Linda y su mirada no tuvo donde ir sino al iris azulado de Linda....Quedó en shock. Por primera vez le tembló la mano, la voz y hasta las piernas.




Linda pidió reunirse en la oficina y a esa hora, ni las llaves aparecían y cuando las encontró, hasta trabajo le costó abrir la puerta.




Se sentaron en la esquina de la mesa y ella desplegó unos planos mientras le señalaba puntos de crítica codificación;... Pero Mauricio parecía anonadado. Su vista no salía desde los ojos a los labios de LInda, quien incómoda le replicó:




- Está aqui señor?, Entiende lo que le digo?

-Si, si claro- replicó él...Y a ésta altura no sabe porqué.

Linda comenzó a hablar por un rato y ni cuenta se dió Mauricio que la ingeniera recogía los planos y se marchaba.




- Gracias por venir, dijo él.

Linda tiró la puerta de mala gana sin responder.




No hubo más andamios, no despertó temprano a trabajar nunca más, no fue el inquieto trabajador jamás.




Nunca tampoco volvió a ver a Linda; pero la última vez que lo ví, yacía recostado al mundo, aún con la misma mirada y el mismo embelezo.




Dicen que así murió, inerte sin comprender lo que le pasaba, sin diagnóstico alguno.




Cuando lo hallaron en su pequeño apartamento, solo lo rodeaban intentos de pintar el rostro de aquella mujer en miles de papeles, aquella que vió una vez en forma de amor y que acabó con su corazón y su ...7ma felina vida

Bella e inquietante historia, un amor fulminante, un gusto leerte,gracias por compartir,un beso grande.
 

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